Pasado y presente: 220 años de prensa veracruzana, 1795-2015. Celia del Palacio. Xalapa: Universidad Veracruzana, 2015.
Víctor Andrade Guevara1
El libro de Celia del Palacio Pasado y presente: 220 años de prensa veracruzana, 1795-2015, publicado por la editorial de la Universidad Veracruzana a finales de 2015, representa una aportación fundamental para el conocimiento de la historia de la prensa veracruzana desde la perspectiva de la larga duración. El registro exhaustivo de la casi totalidad de periódicos, revistas, órganos informativos, suplementos culturales y pasquines de los distintos periodos por los que ha atravesado la prensa veracruzana es simplemente impresionante y le sirve de base para proponer una periodización que guía la narrativa del trabajo y que se erige como una contribución central para el estudio del objeto en cuestión.
Apoyada en una investigación que ha durado ya 20 años, así como en los trabajos de otros estudiosos del tema, la autora se ha propuesto elaborar, con éxito, una historia general de la prensa veracruzana que pueda servir de base para estudios futuros que busquen profundizar en cuestiones más específicas o que pretendan explicar las relaciones entre el fenómeno periodístico y los aspectos vinculados al ecosistema en el que este se desenvuelve, para usar sus propias palabras.
A pesar de insistir en que se trata de una historia general, para cada periodo y a veces para cada uno de los periódicos señalados, se describe el contenido, el formato, las formas y técnicas de impresión, así como la orientación política, cultural o comercial que refleja el contenido de los medios analizados.
A partir de un sólido respaldo teórico y de un conocimiento detallado del estado del arte, Del Palacio procede a organizar con soltura el enorme cúmulo de información de que dispone acerca de la prensa veracruzana para establecer una periodización que abarca más de dos siglos, con la dificultad que implica hacer esto en un espacio como el veracruzano, cuya configuración regional es altamente compleja.
El estudio abarca, ni más ni menos, desde el establecimiento de la primera imprenta en Veracruz en 1795 hasta el surgimiento de los modernos medios informativos que circulan a través de la red de Internet en la actualidad; esta última parte constituye una historia del tiempo presente, tal como la entiende Francois Bedarida (1998).
Tenemos así un estudio de la prensa veracruzana a partir de la dialéctica entre el pasado y el presente, siguiendo la idea que de la historia tenía Marc Bloch, el célebre fundador de la escuela de los Annales. De esa manera, Celia del Palacio, revisando la obra de historiadores anteriores de la prensa veracruzana como José Lama, propone una periodización en los términos siguientes:
En primer lugar, traza dos etapas: una que va de 1795 a 1943, y otra que abarca de 1950 a 2010, complementando la información, sin embargo, con un recuento de los medios existentes de 2010 a 2015. En cuanto a la primera etapa, se subdivide a su vez, en cuatro periodos, a saber:
Primer periodo: 1795-1824, es decir, del surgimiento de la primera imprenta y el primer periódico en el puerto de Veracruz, hasta el surgimiento del primer periódico veracruzano que no se publicaba en el puerto, sino en Xalapa, como sucedió con el periódico El Oriente, órgano editado por la logia escocesa, representada entre otros por Sebastián Camacho.
Segundo periodo: 1824-1868. Este periodo abarca el tiempo que va de la publicación de El Oriente a la aparición de El Correo de Sotavento, en virtud de que este último, a decir de la autora, “vendría a modificar las estrategias de producción y contenidos de los periódicos veracruzanos”.
Tercer periodo: 1868-1909. Este tercer periodo se inicia con la aparición de El Correo de Sotavento y concluye con el uso, por primera vez, del linotipo, por el periódico El Dictamen, lo que lo convirtió en uno de los más modernos de su época.
Cuarto periodo: 1909-1950. Inicia con la llegada del linotipo a El Dictamen y culmina en 1943, cuando tiene lugar la aparición de El Diario de Xalapa, que llegaría a ser quizá el periódico más importante de la segunda mitad del siglo XX, y que sigue en circulación hasta la actualidad.
En la segunda parte, se aborda el periodo que comprende de 1950 a 2010 y el segundo, de 2010 al 2015. Esta segunda parte, de acuerdo con la autora, trata de exponer los rasgos centrales de la prensa no necesariamente desde la historia. En cuanto al primer periodo, se afirma que es en este donde se forjan los principales rasgos del periodismo actual en Veracruz. La segunda parte describe los elementos característicos de la situación que vive el periodismo veracruzano en el presente.
Es necesario señalar que la autora tiene el cuidado de precisar los criterios metodológicos que ha seguido para construir esta compleja trama explicativa sobre la evolución del periodismo veracruzano, recurriendo para ello a los planteamientos de Enric Marín Otto acerca de cómo enmarcar el estudio de la prensa. Es decir que, para proceder a analizar la práctica periodística, es necesario tratar de inscribir el trabajo en el marco de los rasgos generales que constituyen una época o un periodo, de tal manera que este marco “pueda ser susceptible de articularse orgánicamente en un proyecto historiográfico totalizador”.2 Asimismo, se propone desarrollar el estudio histórico de la prensa veracruzana, siguiendo a Tresserras, quien sostiene que la historia del periodismo es:
una historia de una actividad especializada en la trasmisión de informaciones y de opiniones a un ícolectivo determinado (público, audiencias, lectores, etc.) y de las modalidades discursivas que, en cada circunstancia, esa actividad especializada es desarrollada por el periodista de una manera profesionalizada […] es la historia de las maneras de obtener, manipular, difundir, informaciones, ideas; de ejercer influencias sobre la opinión gracias a unos medios de comunicación y a unas formas expresivas más o menos codificadas y más o menos sofisticadas.3
La investigación realizada forma parte de un propósito más amplio que, a lo largo de toda su trayectoria como investigadora, se ha propuesto Celia del Palacio, y que consiste en
realizar un análisis multicéntrico, multidisciplinario y descentralizado de las historias de la prensa regionales en México durante el siglo XIX y la primera mitad del XX, desde los inicios del periodismo en las regiones que ha estudiado personalmente o cuyos estudios he coordinado o seguido de cerca (me refiero a las que corresponden a los actuales estados de Jalisco, Veracruz, Chiapas, Oaxaca, Michoacán, Sinaloa, Puebla, Nuevo León, Durango, Zacatecas) hasta 1950, tomando en cuenta cambios tecnológicos, formales o de contenido de los órganos de prensa para elaborar la periodización pertinente.4
Al revisar los contenidos de cada uno de los capítulos en que se subdivide el libro, correspondientes a cada uno de los periodos que se han señalado anteriormente, uno no puede más que asombrarse. Se enumeran todos los medios impresos existentes en la época, se describe su contenido, la calidad y las características de la impresión, así como el contexto social y político y la finalidad de los editores.
Así, para el primer periodo, que se refiere a la etapa de transición entre el antiguo régimen colonial y el nacimiento de la independencia, destaca la manera en que son producidos los periódicos, básicamente a partir de un taller artesanal, en el que muy probablemente la misma persona es quien redacta los textos, organiza y da formato al periódico, lo imprime y lo distribuye. Lo mismo sigue ocurriendo en el segundo periodo, donde las pugnas entre las facciones de los yorkinos y los escoceses es el hecho fundamental que determina, en gran medida, el contenido y las finalidades de los medios impresos, así como la disputa entre liberales y conservadores expresada regionalmente. No deja de manifestarse, sin embargo, la necesidad de difusión de las actividades mercantiles, sobre todo en el puerto de Veracruz, así como las actividades de la aduana y los movimientos de los navíos.
El tercer periodo se caracteriza por una mejora en los formatos y en las técnicas de impresión, destacando el hecho de que, en este momento, en el que tiene lugar el Porfiriato, la proliferación de periódicos –que ahora se extiende a más regiones de Veracruz, particularmente el Sotavento, y ya no sólo al Puerto, a Xalapa u Orizaba, que eran los sitios predominantes anteriormente– es una señal de que, a pesar del lema “mucha administración y poca política”, el segundo elemento se presentaba en abundancia. Digno de mencionarse también es la recuperación que se hace del periodismo cultural de alto nivel existente en el periodo, así como los primeros medios que intentan reivindicar el papel de las mujeres como seres autónomos.
El siguiente periodo, que abarca el final del Porfiriato y la llegada de la revolución mexicana, así como la fase temprana del periodo posrevolucionario, está marcado por el surgimiento del linotipo, utilizado por primera vez por el periódico que hasta la fecha sigue siendo el decano de la prensa nacional: El Dictamen, y contiene, sobre todo, lo que podemos llamar un proceso de modernización de la prensa veracruzana, caracterizado, entre otras cosas, por la diversificación de los medios, que ahora se orientan también a cultivar el entretenimiento, la moda y los deportes, además del recuento tradicional de las actividades políticas y económicas. Llama la atención en este apartado el papel que jugó la prensa obrera en la constitución de una conciencia de clase, particularmente en la región de Orizaba con periódicos como el Pro-Paria, así como la consolidación de los vínculos entre periodismo y política, que impedirá la autonomía del primero, y que se expresará, sobre todo, en el surgimiento de El Diario de Xalapa.
Finalmente, el recuento que se hace de 1950 a 2015, dividido en dos etapas, nos permite entender uno de los rasgos centrales que caracterizarán a la prensa veracruzana, a saber: la subordinación al poder político y el intercambio económico entre ambos campos. La represión, que llegó al asesinato, en el caso de periodistas que denunciaban el cacicazgo petrolero en Poza Rica, o la utilización del periódico por parte de Rubén Pabello Acosta para obtener posiciones políticas serán eventos representativos de estos rasgos.
Al final, esta etapa estará marcada por la transformación del entorno mediático, al desarrollarse los noticieros televisivos, la radio y, finalmente, la Internet, que poco a poco van disminuyendo el peso de los medios impresos como transmisores de información y generadores de opinión.
Al abordar los acontecimientos más recientes, vinculados al surgimiento de nuevas cadenas de periódicos y de medios de información vinculados a personajes del mundo de la política, así como el ascenso de la violencia y del crimen organizado, que han repercutido en el campo del periodismo, observando cómo los principales actores de esta trama se encuentran amenazados y son víctimas de la represión, del asesinato y del secuestro, la autora da muestras de valentía al señalar con toda objetividad la situación por la que actualmente atraviesa el periodismo veracruzano, determinado en gran medida por la evolución de un régimen político local que se encuentra en crisis desde hace ya varios años, pero que no encuentra una salida democrática para superar la época que nos ha tocado vivir.
El tratamiento de la información por parte de la autora cuida tanto la necesidad de construir una trama coherente, que se logra al organizar la exposición atendiendo a los periodos propuestos y a las regiones en que se subdivide el estado de Veracruz, como el detalle minucioso que revela un exhaustivo trabajo de investigación documental, logrando configurar un texto no solamente relevante sino además interesante y capaz de llamar la atención tanto del lector especializado como del público en general.
Por todo lo anteriormente expuesto, considero que el libro en cuestión se convertirá en una obra imprescindible para quien quiera conocer o profundizar en el estudio de la historia de la prensa veracruzana.
1. Investigador de Tiempo Completo, Titular C. del Instituto de Investigaciones Histórico- Sociales de la Universidad Veracruzana. Doctor en Historia y Estudios Regionales, Universidad Veracruzana. Líneas de investigación: El poder legislativo y la esfera pública en Veracruz. La cultura de la legalidad y el acceso a la justicia en Veracruz. La formación de las esferas públicas locales en el centro de Veracruz. La izquierda en Veracruz.
2. Marín Otto, 1982, p. 318, citado por la autora.
3. Tresserras, 1994, p. 75, citado por la autora.
4. Celia del Palacio, Pasado y presente: 220 años de prensa veracruzana, 1795-2015, Universidad Veracruzana, Xalapa, 2015, p. 10.