PRESENTACIÓN
RESISTENCIAS
¿Cuántas vueltas dará el río
para llegar a la mar?
–La lloroncita, son jarocho
Como barco esperando mejor viento para continuar su travesía interoceánica, el mundo ha estado anhelando la salida de la emergencia causada por un virus que, a todas luces, ha llegado para quedarse como parte del ecosistema biológico y social. En las instituciones educativas, se empiezan a preguntar: ¿volveremos a entendernos como antes, si estudiantes y docentes ya no socializan en aulas o pasillos y ahora solo se miran y escuchan a través de la bidimensionalidad de las pantallas? Nuestras percepciones, de por sí mediadas por complicadas condiciones sociohistórica-ontológicas, ahora se hallan en una relación de dependencia con tecnologías cuyo diseño, función y confiabilidad está fuera de nuestro control. Mientras procuramos navegar las turbias aguas digitales, también enfrentamos otros fenómenos –huracanes, incendios, terremotos– surgidos de los catástrofes ecológicos del Antropoceno, la larga noche de la sobreexplotación de la Tierra en pro del gran capital.
Esta edición 13 de Balajú se sitúa en el campo de las resistencias. La portada de Lizzet Luna Gamboa, inspirada en la noción de los “cuerpos crónicamente inestables” propuesta por la antropóloga brasileña Aparecida Vilaça,[1] desestabiliza la figura humana como objeto de contemplación en el arte convencional. Su sofisticada puesta en escena sugiere la resistencia del sujeto de ser atrapado por la mirada, al mismo tiempo que incorpora múltiples dimensiones existenciales. La imagen encuentra resonancias con el artículo de Lydia Inés Muñoz Cordero, “El cuerpo-metaforía en el Carnaval de Negros y Blancos de Pasto”, que utiliza una semiótica expandida para interpretar las corporalidades del evento festivo. Por medio de máscaras y otros artificies, argumenta la autora, el cuerpo cotidiano “trasciende y adquiere otra presencia, otra categoría, en diferente dimensión espacial y temporal”, a través de signos tangibles, pero también de la libertad de la no representación.
Dos artículos más ejemplifican algunas de las rutas que ha tomado la idea de resistencia en los estudios culturales y comunicativos. Anderson Lopes da Silva repasa los puntos de vista académicos desarrollados en torno a la estética melodramática y el exceso, elementos que por definición involucran a un público activo. En “Melodrama y exceso en el discurso de ficción televisiva: una visión diádica entre el exclusivismo y la fluidez”, el autor señala la manera en que “lo excesivo” sigue siendo entendido como el opuesto del “buen gusto” y, por lo tanto, terreno de disputa de clases, así como de resignificaciones. Su exploración teórica es útil para comprender el panorama mediático actual, más allá de las telenovelas y otros géneros clásicos de la televisión. Por otro lado, Eduardo Plazola Meza, en “Punk en la microrregión del tequila, Jalisco, 2008-2019”, muestra cómo una “escena alternativa” con décadas de presencia en el plano internacional cobra relevancia para jóvenes en ámbitos semiurbanos o rurales en que la cultura oficial gira en torno a la promoción turística del patrimonio regional, además de los discursos conservadores de la política y la religión. A través de la música y la gestión que la acompaña, los grupos punk manifiestan su derecho al disenso.
Finalmente, Jaime González González, Rubén Darío Ramírez Sánchez y Daniar Chávez Jiménez ofrecen un recorrido por el tema de “Movimientos sociales. Una reflexión teórica sobre las irrupciones sociales hasta 2019 en México y en Chile”, analizando los gestos de resistencia política que han surgido en años recientes en términos de sus alianzas o rupturas con los partidos u otros actores, así como las condiciones que contribuyen a su efectividad. Y en su reseña del libro colectivo Literacidad. Sentidos, experiencias y narrativas, Rómulo Pardo Urías hace eco del llamado de los compiladores, Citlalli Hernández Martínez y César Ricardo Azamar Cruz, a repensar el quehacer educativo en un contexto crítico, sensible e integral. Ahora, cuando el barco se encuentra quizás más que nunca a la merced de vientos poco favorables, son alentadoras y esenciales estas voces que encuentran esperanza en la capacidad resistente del ser humano, su sentido crítico, su imaginación, fluidez y creatividad.
ELISSA RASHKIN
[1] Aparecida Vilaça, “Chronically Unstable Bodies: Reflections on Amazonian Corporalities”, The Journal of the Royal Anthropological Institute, 11(3), sept. 2005, pp. 445-464. Gracias a Lizzet y también a Ariel García Martínez por las discusiones que dieron pie a este trabajo artístico invitado.