Las organizaciones de descreídos en habla hispana

The Organizations of Spanish-Speaking Non-Believers

 

Fabián Augusto Torres Macías[1]

 

Resumen

Las investigaciones referentes a la cuestión religiosa pocas veces abordan temas que se vinculen con la no creencia o el ateísmo. En buena medida debido al desencanto por lo sagrado y al comportamiento histórico de las religiones, son más comunes y notorios los casos de individuos que rechazan lo sobrenatural de forma explícita. Este trabajo expone el proceso histórico de integración de esos individuos en algunas regiones de habla hispana, la eliminación de barreras geográficas gracias a la popularización del internet, la conformación de comunidades ateas, su salida del entorno virtual y el proceso conocido como activismo ateo.

Palabras clave: activismo, ateísmo, historia, América Latina, religión

 

Abstract

Research on the question of religion rarely touches upon topics connected with nonbelief or atheism. Due to a growing discontent with the sacred and with the historical conduct of religions, cases of individuals who explicitly reject the supernatural are more common and well-known. This paper explores the historical process of integration of such individuals in certain Spanish-speaking regions, the erasure of geographical barriers thanks to the popularization of the Internet, the creation of atheist communities and their transcendence of the virtual setting, and the process known as atheist activism.

Keywords: activism, atheism, history, Latin America, religion

 

 

 

El fenómeno irreligioso supone por tanto un interés científico
similar al propio hecho religioso. En cada contexto, las
posiciones que configuran la increencia de un entorno religioso
son múltiples y diversas y en ocasiones cargadas de conflicto
con nuevas construcciones de identidad religiosa.
--Ramón Soneira

 

Durante décadas, en diversas investigaciones sobre el fenómeno religioso, mucho se ha dicho y escrito acerca de panoramas, perspectivas, relatos, manifestaciones, etc. Dichas investigaciones, divulgadas en forma de publicaciones, conferencias y cátedras, por lo regular se encuadran en cuatro grandes objetos de estudio: las así llamadas grandes religiones, las amalgamas y los sincretismos, los cultos autóctonos y lo que se conoce como sectas y nuevos movimientos religiosos. En comparación con esos cuatro grandes temas, y salvo para efectos estadísticos o en actos realizados exprofeso, pocas veces se ha abordado el de la no creencia o ateísmo, el cual está presente con cierta fuerza en la realidad de nuestro tiempo.

Una forma en la que el ateísmo se ha vuelto visible se observa en la interacción que los individuos ateos tienen entre ellos mismos y con el entorno que los rodea. Desde hace más de un siglo han salido a la luz acontecimientos que en su conjunto muestran que la no creencia no es algo exclusivamente individual, sino una característica que puede ser compartida y, por lo tanto, colectiva y pública. Este trabajo tiene como finalidad exponer el proceso histórico de integración de esos individuos, principalmente en el entorno hispanoparlante de finales del siglo XX y principios del siglo XXI. La idea es poder brindar un panorama lo más amplio posible del fenómeno, y la historia permite plantear el ateísmo dentro del estudio del fenómeno religioso y dar una noción adecuada de su importancia en el horizonte de la libertad y de la diversidad religiosas.[2]

 

Horizonte

No es el objetivo de este trabajo hacer una exégesis del ateísmo como tal; sin embargo, es necesario hacer algunas acotaciones antes de poder abordar el tema: el término ateísmo proviene del griego a [sin] y theos [dios], y significa simplemente ‘sin dios’. Para los propósitos de este trabajo, el concepto dios va más allá de la idea bíblica y del entorno islamojudeocristiano (Schwarz, 2015);[3] trataremos aquí de lo que se conoce como lo divino o lo sagrado. La forma común de describirlo es por su oposición a lo profano, considerado esto último como lo exclusivamente humano. Lo sagrado es un poder terrible, grandioso y sublime, independiente de las ideas, nociones y alegorías intelectuales. Es aquello distinto de lo meramente humano, aquello que es cósmico y ante lo cual el ser humano reconoce su propia nulidad o, por lo menos, su inferioridad. Este poder grandioso ha tomado muchos nombres y acepciones a lo largo de la historia: seres antropomorfos, como son los dioses de todos los panteones y monoteísmos, o entidades indefinidas e incorpóreas, como espíritus o energías.[4] Todos son en mayor o en menor medida poderosos, pero no necesariamente son omnipresentes ni creadores; tampoco son ni tienen que ser amables o moralmente superiores; ni siquiera necesitan cerebro o conciencia (Otto, 2001; Eliade, 1998; Caillois, 2006).

Teniendo en cuenta lo anterior, el término ateo ‒atheoi en griego‒ define a aquel individuo que no cree en ‒o que duda de‒ la existencia de lo sagrado.[5] Aquel para quien “[l]o sacro es el obstáculo por excelencia que se opone a su libertad. No llegará a ser él mismo hasta el momento en que se desmitifique radicalmente. No será verdaderamente libre hasta no haber dado muerte al último dios” (Eliade, 1998: 124). En la actualidad, el ateísmo es concebido como la oposición lógica a la creencia religiosa; en ese sentido, es posible hablar de una antirreligión o de una no religión (Lowder y Mathew, 1997). Naturalmente, la definición es mucho más extensa y se ha transformado con el paso del tiempo; también salta a la vista que ambas acepciones ‒antirreligión y no religión‒ son muy diferentes entre sí e implican interpretaciones y problemas muy distintos; sin embargo, para los propósitos de este trabajo estos sencillos conceptos bastan para poder entrar en materia.

El fenómeno del ateísmo como tal no es algo reciente. Aunque ni en la historia ni en la antropología se ha documentado la existencia de un solo pueblo ateo,[6] a lo largo del tiempo han existido individuos que no creen en la existencia de dioses, poderes superiores, suposiciones sobrenaturales ni otras realidades. En 1956, Mircea Eliade decía que “las demás grandes culturas del pasado han conocido, también, hombres arreligiosos y no es imposible que los haya habido incluso en los niveles arcaicos de cultura, a pesar de que los documentos no hayan atestiguado todavía su existencia” (Eliade, 1998: 124).[7]

Hasta hace unos pocos años, en los territorios que se conocen ‒ya de forma anacrónica‒ como Occidente, esos no creyentes han sido entes aislados y su ateísmo es poco conocido, por no decir que se ha mantenido oculto, generalmente debido al temor a las represalias de sus contemporáneos o al poder coercitivo de los Estados religiosos o teocráticos, en muchos de los cuales hasta la fecha existen leyes que prohíben la blasfemia, y la no creencia se castiga con la muerte.[8]

Entre los siglos XVIII y XX es posible apreciar tres procesos que corren de forma paralela y entrelazada ‒válgase la contradicción geométrica‒, que permiten vislumbrar[9] la presencia de los no creyentes en estos lares.[10] No es el objetivo de este trabajo abordar detalladamente cada proceso ‒imaginen el engorro‒; tampoco se trata de trivializarlos, ya que cada uno es muy complejo. La intención es tenerlos en cuenta en el proceso principal:

  1. La convergencia de diversas corrientes filosóficas que pretenden apartarse del pensamiento religioso. Entre otras: el anarquismo, el marxismo, el nihilismo, el humanismo secular y el objetivismo. Estas corrientes elaboraron explicaciones e interpretaciones de los fenómenos del mundo al margen de la explicación religiosa, la cual consideran, en términos generales, perniciosa y enajenante.
  2. El debilitamiento gradual de los poderes teocráticos y de la injerencia de las autoridades religiosas en algunas partes del mundo. Un ejemplo de esto es la disminución del poder político, social y económico de la Iglesia Católica como una consecuencia de hitos históricos tales como la Ilustración, la Revolución francesa, la unificación política de Italia, los procesos de independencia de América Latina o las Leyes de Reforma en México.
  3. El desencanto por lo sagrado. Las religiones conocidas dejaron de satisfacer las necesidades espirituales de los individuos. Por una parte, la razón “sustituyó a Dios como referente social y a Dios se le amuralló en la conciencia personal […] la ciencia materializada sustituyó a los mitos, las leyendas y las explicaciones filosóficas, incapaces de probar sus principios” (Ramos, 2001: 162); por otra, se dio la formación paulatina de devociones religiosas a la medida de los creyentes, en las cuales fue posible adoptar las creencias y los ritos que se desearan y se ajustaran a las necesidades de cada persona. A este fenómeno se le conoce en la jerga de los estudiosos del fenómeno religioso como religión a la carta y, de una forma despectiva en otros ambientes, cafeterianismo (Dennett, 2007). Ambos términos definen lo mismo: el concepto de una enorme cafetería, en la cual los consumidores escogen cada elemento para formar un combo de creencias y de prácticas.

Todo lo anterior permitió que fueran más frecuentes y notorios los casos de los individuos que abiertamente rechazaron la idea de los dioses y toda la parafernalia que suele acompañarlos: ángeles, espíritus, vida ultraterrena, etc. Pero, aunque desde el siglo XVIII la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y algunas constituciones y legislaciones nacionales[11] brindan poco a poco la libertad de no profesar creencia religiosa alguna, siguen siendo individuos y, como las tradiciones pesan mucho, permanecen como entes aislados.

 

Primeras organizaciones ateas

A fines del siglo XIX comenzaron a formarse las primeras organizaciones explícitamente librepensadoras, laicas y ateas. Algunas aún existen y otras han desaparecido. Los siguientes nombres son sólo algunos ejemplos:

 

 

Estos grupos, con algunos matices y según sus respectivas declaraciones de principios, han tenido como objetivos la difusión del laicismo, el racionalismo y el pensamiento crítico; también se caracterizan ‒en mayor o en menor medida y con sus excepciones‒ por su anticlericalismo, su oposición a la injerencia de las autoridades religiosas en los campos que se consideran ajenos a su esfera de acción, al dogma, al prejuicio y, en años más recientes, a la pseudociencia.[12] Algunos se consideran enemigos de las religiones como institución sin ser enemigos de los profesantes de alguna fe; sin embargo, sus actividades y las opiniones de sus miembros los han llevado a confrontarse con diversos individuos y grupos religiosos.

 

El ateísmo en la red

En los años noventa del siglo XX, un hito histórico transformó radicalmente el panorama mundial: el internet. Eso potenció la posibilidad de la interacción entre los individuos. La red permitió que las barreras geográficas, que anteriormente limitaban la comunicación entre personas de distintas latitudes, ya no fueran un problema y brindó la factibilidad del anonimato, la seguridad y la protección.

Los ateos no fueron ajenos a esto:[13] a partir de este momento, tanto los individuos como las organizaciones ateas antes mencionadas tuvieron la posibilidad de extender su campo de acción y de darse a conocer fuera de los límites anteriormente descritos, además de que se facilitó su interacción y su reorganización. Esta eliminación de barreras también brindó la oportunidad a individuos ajenos a estas agrupaciones de tener acceso a esta información, de hacer sus propias aportaciones y, en un hecho inédito, de crear nuevos grupos y nuevas formas de interacción.

Poco a poco se crearon sitios tales como las páginas personales, los foros de discusión, los blogs, las redes sociales y otros... y se inició la creación de sitios dedicados a tratar el tema del ateísmo. En estos sitios los individuos ateos expresaban libremente sus dudas, su escepticismo y, en su caso, su franco rechazo hacia lo sagrado y hacia las instituciones religiosas. Muchos usuarios exponían sus opiniones con base en argumentos filosóficos, históricos o científicos,[14] mientras que otros se expresaban de forma visceral ‒incluso violenta‒ sobre todo lo concerniente a lo sobrenatural y a lo religioso, al grado de que, al parecer, Dios está en su lista de venganzas.[15]

El primer paso en cuanto a la aparición de sitios con temas ateos en la red lo dieron las páginas personales. En ellas sus autores escribían acerca de sus convicciones y reflexiones sobre el ateísmo, la religión y temas afines, sin tener más juez y censor que ellos mismos.[16] Con el paso del tiempo y con la gama de posibilidades que la red ofrece, la interacción fue transformándose. Por ejemplo, los sitios personales se convirtieron en blogs ‒o agregaron uno entre sus opciones‒, que consisten en bitácoras personales en las que sus autores escriben de la misma forma y sobre los mismos temas, con la diferencia de que esta vez los lectores pueden comentar y opinar acerca de los contenidos del propietario del sitio.[17]

Por otra parte, entre los servicios que diversas empresas comerciales de internet ofrecen como formas de interacción para usuarios de diversas partes del mundo, se encuentran los grupos y los foros de discusión: son comunidades en línea que fueron aprovechadas por los ateos para intercambiar puntos de vista, datos, artículos y comentarios en general, y para crear discusiones y polémicas; los segundos abarcan un espectro más amplio y alcanzan un número mayor de participantes, tanto ateos como creyentes, agnósticos y con otras formas de identificación. Ambos llevaron al entorno virtual esas discusiones interminables acerca de la existencia de los dioses y de la validez de las asociaciones religiosas.

Las agrupaciones creadas a partir de la red se multiplicaron y, de manera similar a las previamente existentes, algunas perviven en nuestros días, mientras que otras desaparecieron o se transformaron. Sucedió entonces lo opuesto de lo que ocurría hasta ese momento: las agrupaciones previas se crearon con miembros que se reunían en persona y gracias al internet interactuaron a distancia; ahora primero interactúan a distancia, se crean las agrupaciones y a veces se reúnen en persona.

En todos estos sitios y en sus variantes, pese a la heterogeneidad de sus miembros y al hecho de que nunca, desde sus orígenes, han constituido un bloque monolítico, es posible identificar algunas características comunes:

 

 

En ese proceso de integración, incluso aquellos grupos que han logrado consolidarse se enfrentan a los mismos problemas que otros grupos humanos, sean estos políticos, religiosos, etc., como las fusiones y las escisiones. Esto puede ser producto de los acuerdos ‒o desacuerdos‒ entre los miembros o de las necesidades de algunas áreas geográficas. En ambos casos la consecuencia es la posterior formación de agrupaciones derivadas de las anteriores. En el sentido estricto de los términos, sectas y cismas ateos.[21]

 

El movimiento escéptico y el ‒ni tan‒ nuevo ateísmo

A todo lo anterior hay que sumar la presencia de dos fenómenos que, aunque no son idénticos ni equivalentes, han corrido paralelos y no es posible separarlos ni ignorarlos: el movimiento escéptico y el nuevo ateísmo. Ambos fenómenos tuvieron una gran influencia en la creación e ideología de muchas de estas comunidades y han sido tema para sendos artículos.

En la década de los setenta comenzó a tomar fuerza una corriente de pensamiento conocida con el nombre genérico de movimiento escéptico. A grandes rasgos, consiste en el uso y la valoración de la filosofía escéptica, el pensamiento crítico y el conocimiento científico. Mediante estas herramientas, se busca investigar afirmaciones de todo tipo y determinar si la ciencia y la evidencia las respaldan. En 1976, Paul Kurtz (filósofo estadounidense) y Marcello Truzzi (sociólogo danés), entre otros, fundaron el Comité para la Investigación Científica de Afirmaciones de lo Paranormal (CSICOP, siglas del inglés), hoy llamado Comité para la Investigación Escéptica (CSI, siglas del inglés), dedicado a la promoción de la investigación científica y del uso de la razón. A partir de entonces, este pensamiento ha cobrado fuerza y actualmente hay una gran cantidad de asociaciones de este tipo en varias partes del mundo (“Skeptical Movement”, 2022).

Por otra parte, en la primera década del siglo XXI, algunos autores ateos, principalmente anglosajones (británicos y estadounidenses), obtuvieron gran popularidad. Esos autores, pese a las diferencias conceptuales que mostraban entre sí, fueron etiquetados en una categoría llamada nuevo ateísmo, sin que en ningún momento ellos aceptaran la etiqueta.[22] Este término fue acuñado por Wolf (2006) y se refiere a una oleada intelectual que, en pocas palabras y con sus matices particulares, mostraba cierta beligerancia e insistencia en que las creencias religiosas no debían ser toleradas acríticamente, sino analizadas, cuestionadas y desechadas mediante la razón y el conocimiento. Se hicieron famosos nombres como los de los británicos Richard Dawkins (etólogo) y Christopher Hitchens (periodista) y los de los estadounidenses Daniel Dennett (filósofo) y Sam Harris (neurocientífico), con obras que exaltaban lo perjudicial de las religiones y la necesidad de abandonar cualquier tipo de creencia sobrenatural (Schwarz, 2015).[23] Incluso a estos autores se les conoció como “Los cuatro jinetes del ateísmo” a raíz de un debate público que los cuatro tuvieron el 30 de septiembre de 2007 (Dawkins et al., 2013).

Llegó un momento, particularmente en los años finales del siglo XX y los primeros del siglo XXI, en el que muchos miembros de estos grupos ateos se consideraban al mismo tiempo escépticos, por lo que también elaboraron sus críticas bajo los estandartes del pensamiento crítico y del conocimiento científico, además de que los escritos de los jinetes y otros autores fueron reproducidos, suscritos y recomendados en muchos de los grupos y foros de discusión, al grado de que con los años comenzaron las interacciones entre grupos anglosajones y grupos hispanoparlantes.

 

Las comunidades ateas en habla hispana

En el mundo hispanoparlante, las comunidades virtuales comenzaron a crearse en España. La más antigua de ellas fue una llamada La Unión de Cyberateos, actualmente llamada Iniciativa Atea. Fue creada en 1998 como un sitio recopilador de todos los artículos y documentos acerca del ateísmo disponibles en español. En 2008, se fusionó con Estudio Ateo, otro de los grupos conocidos de la época. Ambos llevaron a cabo algunas actividades, como la organización de la Marcha Mundial Atea y la versión española del autobús ateo, las cuales se reseñarán más adelante. La fusión duró unos años, al cabo de los cuales decidieron separarse. Este solo grupo ejemplifica perfectamente el proceso ya descrito: un sitio con actividad modesta, su expansión y el aprovechamiento de los recursos que la red ofrece, la fusión y posterior separación con otro grupo, y su conformación como organismo legalmente constituido.

España, heredera de una fuerte tradición anticlerical y cuna de muchos organismos de librepensadores desde el siglo XIX, también ha sido cuna de muchas organizaciones laicas y ateas creadas gracias al internet. Como botones de muestra, unos años después se creó la Federación Internacional de Ateos (FIDA), que también agrupó un considerable número de miembros; también se crearon grupos como el ya mencionado Estudio Ateo y la Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores (AMAL), movimientos que desencadenaron una especie de efecto dominó que permeó otras latitudes.

América Latina no se escapó de este fenómeno. A manera de ejemplos, en Argentina se creó el sitio Sin Dioses, dedicado a elaborar, recopilar, traducir y publicar artículos relacionados con el ateísmo, el librepensamiento, la ciencia y el escepticismo; y se creó la Asociación Civil de Ateos en Argentina (ArgAtea), fundada por gente que previamente militó en la FIDA; fue la primera asociación de este género constituida de este lado del charco y en su momento fue uno de los grupos más importantes de habla hispana.

Las dos primeras décadas del siglo XXI fueron prolíficas en lo que se refiere al surgimiento de asociaciones civiles de corte librepensador y ateo. A estas se suman los grupos que constantemente surgen en algunas redes sociales; aunque siguen algunas de las pautas ya descritas, su cercanía temporal hace que sus diferencias no sean del todo claras; en lo poco que lleva recorrida la tercera década del siglo se han dado cambios notorios en las plataformas ideológicas de varios de estos grupos, lo cual complica la labor de seguirles el paso, por lo que quedan fuera de los alcances de este artículo, dado el riesgo de hacer especulaciones infundadas y erróneas.

Actualmente existen decenas de asociaciones, de las cuales solo mostramos aquí algunas de las que tienen registro legal; si se incluyeran todos los membretes conocidos, la lista sería interminable:

 

 

El caso de México

En México, la situación del ateísmo organizado no ha sido muy diferente a lo ya comentado. Además de la diversidad enorme que se tuvo dentro del mismo catolicismo desde la época colonial, desde el siglo XIX el país fue poblándose con gente que trajo consigo formas nuevas de culto religioso: inmigrantes judíos y libaneses, y misioneros protestantes y evangélicos, entre otros.

Para entonces los librepensadores y descreídos[25] ya estaban presentes con figuras como Ignacio Ramírez, El Nigromante; más de 40 logias masónicas mexicanas –entre las que destaca el Consejo de Caballeros Cadosch Porfirio Díaz– participaron en el Congreso Universal de Librepensamiento de Madrid en 1892, organizado por los grupos que desde la década anterior ya existían en Europa (Álvarez, 1989); y se estaban formando agrupaciones francamente opositoras a la religión, como la Federación Anticlerical Mexicana, fundada en 1923 por la librepensadora española Belén de Sárraga, quien dedicó muchos años de su vida a la lucha contra los privilegios religiosos y a favor de las mujeres y de la educación científica. La federación tuvo entre sus filas a gente como Camilo Arriaga, exdiputado, aliado del magonismo y partidario de Francisco I. Madero (Bustamante, 2012).

Todo lo anterior sin dejar de mencionar algunos conflictos –o encontronazos– político-religiosos entre la Iglesia Católica y el Estado mexicano durante el siglo XX. A vuelapluma: la guerra cristera[26] y la gestión de Tomás Garrido Canabal como gobernador de Tabasco y de Yucatán.[27]

Más tarde –concretamente a partir de la década de los setenta– se pudo percibir, paralelamente al debilitamiento del papel social y político de la Iglesia Católica y a la proliferación y expansión de asociaciones religiosas de todo tipo, un fuerte espíritu de secularización. Una muestra de esto último es la fundación de agrupaciones de corte escéptico y humanista que, aunque no tenían el tan llevado y traído ateos en el nombre, sí compartieron con las agrupaciones librepensadoras y ateas la idea de que la fuerza de la razón, la capacidad del pensamiento y el valor de cuestionar son los motores que acercan al ser humano al conocimiento; también compartieron la oposición a que el pensamiento dogmático fuese el rector de las leyes, de la moral y de la política.

Ejemplo emblemático de este proceso son las siguientes asociaciones civiles:

 

 

Figura 1

Figura 1. Publicidad del Congreso Mundial de Humanistas, 1996.
Fuente: El Detractor, 13 de julio de 2015.

 

En cuanto al ateísmo en internet: proliferaron los sitios personales y los blogs que se enfocan en los temas del ateísmo y del escepticismo.[29] En 2001 se fundó Ateísmo desde México (ADM). Esta comunidad atravesó toda una serie de procesos y de transformaciones. Se creó originalmente como parte de los ya extintos grupos de MSN; en 2006 se separó de dichos grupos, se conformó como portal de internet independiente y representó un punto de reunión entre ateos mexicanos y de otras nacionalidades. En varias ocasiones sus integrantes intentaron conformarse como una asociación civil atea[30] y en 2010 varios miembros crearon por cuenta propia la asociación Ateos y Librepensadores Mexicanos (AyLM), sin ninguna relación con Ateísmo desde México. Actualmente ninguno de los dos grupos está activo: ADM se cerró en diciembre de 2011 y solo existe un sitio en Facebook con ese nombre; por su parte, AyLM publicó contenidos por última vez en 2013, su página oficial se cerró a finales de 2018 y en sus redes sociales solo hay publicaciones esporádicas.

Paralelamente a la interacción que tuvieron como grupo, algunos de los miembros de Ateísmo desde México tuvieron sus propios sitios de internet, mientras que otros únicamente se expresaban dentro del foro perteneciente al grupo. ADM fue en su momento uno de los que contaba con un número significativo de integrantes en México, pero no era el único. También en México hubo actividades de otros grupos.[31]

 

Ateísmo militante

Como se ha podido ver hasta este momento, las agrupaciones ateas fueron cada vez más numerosas y contaron con más miembros. Las comunidades surgidas de internet no se quedaron atrás de aquellos grupos surgidos en los siglos XIX y XX. Ya que algunas de ellas trascendieron el entorno virtual, han buscado llevar a cabo sus propias labores en aras de lograr sus objetivos. Estas actividades en su conjunto son conocidas como activismo ateo o ateísmo militante.[32]

El siguiente paso para estos grupos fue la organización de diversos actos y la presentación de una serie de iniciativas. En algunas de ellas es común ver la participación de las diversas organizaciones y otras son auspiciadas por algún grupo en específico, con algunos grupos españoles y sudamericanos a la vanguardia. Algunos ejemplos:

La creación de símbolos ateos. Es muy común encontrar diversos símbolos y logotipos que se identifican con el ateísmo. Y aunque no hay ninguno que sea aceptado plenamente por la mayoría de los ateos, algunos símbolos son más famosos que otros. Dos de los más conocidos son, por un lado, el llamado “símbolo ateo internacional”, creado en 1999 por Norberto Mollo (Aberingi, 2000); por otro, la A escarlata, creada en 2007 para la OutCampaign (“Campaña para darse a Conocer”), iniciativa planteada por Dawkins (2007). 

 

Figura 2

Figura 2. Izquierda: Símbolo ateo internacional; derecha: A escarlata.
Fuente: izquierda: Aberingi (2000); derecha: Dawkins (2007).

La apostasía. En el terreno religioso, la Iglesia Católica ya no puede hacer carne a la parrilla ni entretenimiento sadomasoquista con la disidencia y no le ha quedado más que contentarse con la excomunión como forma de castigo supremo. Dicha excomunión tiene que ser aplicada por la decisión de un jerarca y no suele ser solicitada por un feligrés. En 2003, Miguel Guerra León, un ateo peruano, comenzó ante las instancias correspondientes el trámite de la apostasía, es decir, la renuncia voluntaria a la fe católica para fines estadísticos, y logró concluir el trámite en 2007 (Guerra, 2007). Siguiendo su ejemplo, muchos individuos y grupos han hecho lo propio. En países como España y Argentina, la iniciativa ha sido fuerte y se han llevado a cabo apostasías masivas; en otros, como México, la iniciativa no ha prosperado.

 

Figura 3

Figura 3. Izquierda: Solicitud de apostasía en Valencia, España; derecha: constancia de apostasía concedida.
Fuente: archivo del autor.

El Congreso Mundial de Ateos. Existen dos congresos que llevan este nombre y ambos están dedicados a debatir acerca de diversas corrientes ideológicas y el desarrollo del ateísmo. Por eso es importante no confundirlos. Uno de ellos es organizado desde 1972 por Atheist Centre ‒una organización creada en 1940, con sede en Vijayawada, India‒ y tuvo su novena edición en enero de 2016. El otro se llevó a cabo por única vez en Bogotá, Colombia, en 2001, y fue organizado por La Unión de Cyberateos.

El Concilio Ateo. Organizado por la FIDA en 2007, en Toledo, España. Contó con participantes como Gonzalo Puente Ojea, un diplomático español y teórico del ateísmo que desempeñó el cargo de embajador de España en el Vaticano entre 1985 y 1987.

El autobús ateo. En 2008, el sitio cristiano Jesus Said lanzó una campaña en autobuses en Londres con una cita bíblica y un enlace que mostraba el mensaje: “Aquél que no acepte la palabra de Jesús en la cruz será condenado a la separación eterna de Dios y pasará toda la eternidad atormentándose en el infierno”. Ariane Sherine, una escritora satírica, denunció que dicha página de internet presentaba un mensaje amenazante para los no creyentes, por lo que solicitó la colaboración de los ateos londinenses para contrarrestar esa campaña (Boix y Gutiérrez, 2009).

Como respuesta, el etólogo británico Richard Dawkins, la British Humanist Association y varios particulares patrocinaron una campaña conocida como el Autobús Ateo. Consistió en colocar en los autobuses de transporte público la leyenda “Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida”. La campaña se extendió hacia España, Italia, Argentina y otros países. Durante algún tiempo se tuvo la intención de llevarla a cabo en México, pero la falta de recursos económicos por parte de los grupos ateos resultó un obstáculo infranqueable. En 2013, la asociación civil Ateos y Librepensadores Mexicanos lanzó una campaña para colocar anuncios espectaculares en la ciudad de México. No se reunieron los fondos necesarios y la campaña no prosperó (AyLM, 2013).

 

Figura 4

Figura 4. Ariane Sherine. Fuente: Boix y Gutiérrez (2009).

 

La marcha atea. Originalmente llamada Marcha mundial por el orgullo ateo. Los ateos españoles han marchado en Madrid y otras localidades por lo menos desde 1985. En 2008, la Unión de Cyberateos y otros organismos convocaron una marcha mundial programada para el 28 de septiembre de ese año (Foro Ateo, 2008). Los ateos de varios países respondieron y la marcha se realizó de forma simultánea en la propia España (Madrid), México (Ciudad de México y Guadalajara), Perú (Lima), Colombia (Bucaramanga) y Alemania (Múnich). La más numerosa de todas fue la marcha de la Ciudad de México.

 

Figura 5

Figura 5. Marchas ateas en 2008. Arriba a la izquierda: España; arriba a la derecha: Perú; abajo a la izquierda: Colombia; abajo a la derecha: México. Fuente: archivo del autor

 

Al año siguiente, debido a la diferencia de opiniones entre los comités organizadores de los países involucrados, la marcha ya no tuvo un carácter mundial, sino que se llevaron a cabo diferentes marchas en distintas fechas. La marcha mexicana se llevó a cabo el 27 de septiembre de 2009 de forma simultánea en la Ciudad de México y en Guadalajara, y contó con expresiones de solidaridad de ateos de Perú y de Argentina.[33] Hubo una marcha más el 10 de octubre en Polonia,[34] y la marcha de los españoles ‒quienes originalmente convocaron y que la habían anunciado para el 25 de octubre‒ no tuvo lugar (Serrano, 2009). Sin embargo, en años posteriores continuaron marchando y algunas veces se publican notas de prensa alusivas (Europa Press, 2012). 

 

Figura 6

Figura 6. Marchas ateas en 2009. Arriba a la izquierda: Guadalajara; arriba a la derecha: Ciudad de México. Fuente: archivo del autor. Abajo a la izquierda: convocatoria a la marcha en Polonia. Fuente: MAIA (2009). Abajo a la derecha: convocatoria a una marcha en España en 2012. Fuente: Europa Press (2012).

El Congreso Nacional de Ateísmo. Celebrado en Mar del Plata, Argentina, por primera vez en diciembre de 2008 y cuya cuarta edición se realizó en 2013. Este congreso, al menos en su primera edición, recibió la adhesión de las principales organizaciones ateas de habla hispana, incluidas las que tradicionalmente han sido rivales entre sí, como la Unión de Cyberateos y la FIDA.

El Coloquio Mexicano de Ateísmo. Realizado por primera vez en noviembre de 2010 y cuya segunda edición se llevó a cabo en noviembre de 2012 en la Ciudad de México. Consistió en un ciclo de conferencias acerca de la ciencia, el pensamiento crítico y el laicismo, y contó con la presencia de expositores mexicanos y extranjeros. En la primera edición de este coloquio se anunció la creación de Ateos y Librepensadores Mexicanos.

El Congreso Mexicano de Ateísmo. Este congreso se llevó a cabo en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) en 2012 y 2014, y en una sede distinta en 2016. Consistió en una serie de ponencias sobre ateísmo, ciencia y otros temas, y se caracterizó por contar con la participación de ateos de a pie, independientemente de posturas ideológicas y trayectorias académicas.

El día de Darwin. Uno de los temas en los que históricamente la fe cristiana y la ciencia han combatido es el del origen del hombre. Y dentro de este frente, en el asunto que atañe a la cuestión de la evolución contra el creacionismo, del cual El origen de las especies, la obra más famosa de Charles Darwin, fue detonante.

Las celebraciones por el nacimiento de Darwin datan de principios del siglo XX, pero fue en 2009 cuando, con motivo del cumpleaños número 200 del naturalista, la festividad se institucionalizó y fue adoptada por muchas agrupaciones en el mundo. La celebración incluye charlas, actividades infantiles ‒con piñata y todo‒, películas y actos varios.[35]

El día de la blasfemia. El 30 de septiembre de 2005, el periódico Jyllands-Posten, de Dinamarca, publicó una serie de doce caricaturas satíricas de Mahoma, lo cual desató una serie de protestas por parte de algunos grupos islámicos ‒con muertos e incendios‒ y una crisis diplomática grave (“Jyllands-Posten”, 2022).[36] Como respuesta, la organización Center for Inquiry fundó en 2009 el Día de la Blasfemia, que se celebra cada 30 de septiembre. La idea de la celebración es pugnar por la libertad de expresión y que el respeto al derecho a profesar una fe religiosa no implica inmunidad por críticas, cuestionamientos o incluso burlas (Huber, 29 de septiembre de 2009).

 

Figura 6

Figura 7. Dos de las doce caricaturas publicadas originalmente en el Jyllands-Posten.
Fuente: AIMA, 2 de enero de 2006

 

Figura 8

Figura 8. Izquierda: campaña en defensa del derecho a la blasfemia; derecha: la Bolchelupana.
Fuente: archivo del autor.[37]

 

Las quejas y firmas de protesta contra discursos y actos de discriminación. De cuando en cuando algunos funcionarios públicos, gente del medio periodístico o figuras del espectáculo emiten declaraciones o llevan a cabo acciones a favor de alguna creencia religiosa determinada o contra los ateos y la idea del ateísmo. Lo anterior trae como respuesta la publicación de cartas abiertas, comunicados firmados por individuos o agrupaciones de ateos o quejas ante diversas instancias con la exigencia de retractaciones o de medidas para resarcir daños. Algunas llegan a tener éxito, otras son ignoradas.

Tres casos: la carta que Ateísmo desde México dirigió a la opinión pública en 2009 como respuesta a las declaraciones de Felipe Calderón Hinojosa, en ese entonces presidente de México, quien declaró que, entre otras razones, los jóvenes recurren a las drogas “porque no creen en Dios” (Castro, 2009); una carta a la opinión pública dirigida por el colectivo Ateos de México en 2012 contra una nota periodística que aseguraba que los problemas de México parecían consecuencia de una sociedad atea, no cristiana (Ateos de México, 2012); y la reacción de varias asociaciones ateas de América Latina contra el trato hacia la joven Carolina Peña en el programa de televisión Ecuador tiene talento por parte de los miembros del jurado en 2015 (W Radio, 2015, y Melgar, 2015). Los dos primeros casos pasaron sin pena ni gloria; el último concluyó en una querella legal, retractaciones públicas y el retiro de uno de los jurados implicados.

 

Conclusiones

Todas estas acciones muestran que la interacción entre ateos de habla hispana y de otros lugares se ha hecho presente y, por momentos, ha sido notoria. La pugna que se mantuvo por siglos entre profesar una u otra fe ha adquirido otros matices. La crisis de las iglesias institucionales, la vastedad del mosaico religioso en nuestros días y las nuevas formas de canalización del sentido religioso de algunos y su pérdida o degradación en otros muestran que “la diferencia principal entre los hombres en el día de hoy ya no es la religión tal o cual, sino el hecho de ser creyentes o de no ser creyentes de ninguna religión” (Rodríguez, 1977: 134, cursivas originales). El ateísmo es algo tan viejo como la creencia religiosa y como el mismo ser humano, pero en este tiempo alcanza una notoriedad mayor.

En siglos pasados se buscó la libertad religiosa, es decir, la libertad de practicar el credo y las formas de culto que cada individuo deseara. Ahora, junto con lo anterior, se busca en la práctica el derecho a no profesar creencia religiosa alguna; en pocas palabras, el derecho a no creer.

Hay una pregunta obligada: ¿estamos ante la presencia de una forma de culto religioso basada en la no creencia? La respuesta: no. Es posible identificar elementos del pensamiento religioso, incluso elementos sectarios ‒que son muchos‒ en buena parte de los individuos y de los grupos ateos, pero eso no significa que el ateísmo organizado sea un culto religioso como tal. Para que un grupo ateo pudiera ser tomado como culto hace falta más que solo identificar elementos del pensamiento religioso: faltan la creencia en un dios ‒entendido según la definición de lo sagrado detallada en los primeros párrafos de este artículo‒, la aceptación común de varios postulados y principios y una filosofía de vida compartida, entre otras cosas. Y si de algo carecen el ateísmo y los ateos, pese a los intentos de homogeneización a través de casi un siglo y medio, es de una ideología común y de un corpus compartido de creencias. Más aún, la diversidad en el discurso ideológico y en las actividades de estos grupos dificulta la labor de siquiera estudiarlos.

La conformación de agrupaciones ateas en un ambiente tradicionalmente religioso se está dando, y son notorias las implicaciones que este fenómeno ha traído a lo largo del tiempo como parte de ese proceso de secularización y como parte de “una gran diversidad y riqueza […] que representan verdaderos retos no solo para el Estado laico, sino también para la sociedad en general” (Martínez, 2012: 331). Por todo lo anterior, en un ambiente de secularización y en el que los estudios de esta naturaleza son tan necesarios como escasos, cualquier estudio sobre la libertad o la diversidad religiosas que no considere al no creyente está incompleto o simplemente está sesgado.

 

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[1] Universidad Nacional Autónoma de México, México. ORCID: 0000-0002-4998-6881. Correo electrónico: fabian.torresm.78@gmail.com

[2] No son ajenos autores como Giménez (2015), LeDrew (2014), McGrath (2016) y Mora (2017), entre otros, y se les considera importantes; sin embargo, su enfoque y aportación se dan desde la perspectiva sociológica, razón por la cual no contribuyen al horizonte que se propone brindar aquí. De ahí que, aunque son reconocidos, no serán incluidos en este artículo.

[3] Por eso la palabra “dios” está escrita con minúscula. Solo hay una mención de Dios como la deidad de los monoteísmos judío, cristiano e islámico.

[4] Muchas mitologías suelen distinguir entre dioses, semidioses y humanos favorecidos, entre otras categorías. Por ejemplo, en el mundo antiguo: en la mitología griega están los casos de los dioses olímpicos, como Zeus y Artemisa; los daimones, como Hypnos y Eris; semidioses, como los hermanos Helena y Póllux; y humanos favorecidos, como Leda y Perseo. Como ejemplos contemporáneos y fuera de los entornos mitológico y religioso, se presentan La Fuerza (Star Wars) como elemento incorpóreo, el dios Rao, la semidiosa Mujer Maravilla, El Espectro como humano investido con una característica divina, Supermán como un ser naturalmente poderoso y Flecha Verde como simple humano prodigioso. Todos estos del universo de los cómics de DC, amén de muchos otros.

[5] Históricamente, y pese a ser palabras de origen griego, atheos y atheoi se usaban en la Roma imperial para referirse de forma despectiva a los cristianos, quienes negaban (o, mejor dicho, renegaban de) los dioses paganos y romanos (Drachmann, 2009). Antes de eso, en la Atenas del siglo V aEC, se conocía la acusación de asebeia, que se refería principalmente a la profanación, lo que incluía la negación de los dioses. En este sentido, la lectura y el estudio del Sísifo resulta ilustrativo (Soneira, 2018).

[6] Aunque alguna vez se ha intentado. Para el siglo VII aEC hay un ejemplo de un grupo organizado sobre la premisa de la negación de los dioses: la filosofía lokāyata de la escuela de Charvaka, con su enfoque materialista y apóstata de los dioses védicos (Kamal, 1998). Algunos siglos después, a finales del siglo XIX, se fundó un pueblo llamado Liberal, “el asilo de los librepensadores”, en Missouri (EU), por George H. Walser, que aspiraba a ser un pueblo en el que no hubiera lugar para la enseñanza religiosa. El pueblo solo existió unos pocos años (Sikeston Herald, 1938, citado en Evermore, 2010).

[7] Algunos estudios recientes parecen confirmar estas afirmaciones y mencionan que, en promedio, en algunas sociedades antiguas puede hablarse de aproximadamente 7.4% de población atea y 5.9% de población agnóstica (Coleman, Messick y Mulukom, 2020; Purzycki y Sosis, 2019).

[8] Además del célebre caso de Theo Van Gogh, pueden consultarse casos ocurridos en Bangladesh, España, Dinamarca y otras localidades (Olazábal, 2015; Europa Press, 2018; Larkin y Lewis, 2017 y Castedo, 2014).

[9] Según su definición de conocer imperfectamente o conjeturar por leves indicios algo inmaterial.

[10] Sobre si puede o no hablarse de ateísmo en Europa en la Edad Media y hasta antes del siglo XVII hay una discusión histórica: por una parte, hay quienes dicen que no puede hablarse de increencia antes de 1640, en vista del ambiente extremadamente crédulo de milagros y prodigios, y dada la falta de bases filosóficas y científicas exclusivamente materialistas; por otra parte, otros aseguran que desde el siglo XII se puede ver en las fuentes documentales ciertos atisbos de escepticismo, distinto del que se entiende en la época contemporánea; estos atisbos se recrudecieron posteriormente con los conflictos económicos, sociales y culturales productos de la reforma protestante y de otros procesos históricos (Vilagran, 2014).

[11] En algunas legislaciones se permite explícitamente no profesar ninguna fe religiosa; otras, aunque hablan de la libertad de cultos, nada dicen sobre la ausencia de creencias. Para el primer caso pueden consultarse el artículo 16 de la Constitución Española de 1978, el artículo 2 de su ley orgánica de 1980 y el artículo 55 de la Constitución de la República de Cuba; para el segundo caso, se puede revisar el artículo 14 de la Constitución de la Nación Argentina. La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos como tal no es explícita en cuanto a la ausencia de creencias, pero los no creyentes quedan amparados por la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público en su artículo 2, inciso b.

[12] Se entiende por pseudociencia aquella teoría o práctica que busca ser reconocida como disciplina acreditada, pero que no tiene un sustento científico aceptado. Ejemplos: la ovnilogía ‒el estudio de los seres extraterrestres‒, la criptozoología ‒la búsqueda de especies animales raras y legendarias‒, la homeopatía, el psicoanálisis ‒que mucho daño les ha hecho a los estudios sobre religión‒, el creacionismo o la quiropráctica. Algunas de estas prácticas son incluso denunciadas por la comunidad científica como peligrosas y fraudulentas en vista de la gran cantidad de muertos y lesionados que se registran cada año por su causa, además del rezago educativo y científico que ocasiona su difusión y enseñanza (Lifshitz, 2017).

[13] Muchas de las páginas de internet que se citan o a las que se alude en este trabajo ya no existen. La biblioteca digital Internet Archive (http://archive.org) resultó crucial, ya que su acervo contiene muchas de las páginas descontinuadas (en serio, muchas). Eso permitió hacer el trabajo de archivo necesario para obtener las fuentes primarias que requirió esta investigación.

[14] Por ejemplo, un administrador decía que su página no buscaba “atacar a las religiones, sino presentar el ateísmo desde el punto de vista de los mismos ateos. Es nuestra intención que esta página funcione como una página informativa por ejemplo para estudiantes que buscan información sobre el ateísmo en internet” (ateísmo.ws, 2006).

[15] Como es el caso de otro administrador, quien al explicar los alcances del ateísmo aseguró que “los objetivos de las ideas del Ateísmo pueden resumirse en acabar con Dios y con la religión, sea cual fuere la forma que estos dos conceptos adopten” (Grima, s/f).

[16] Unas de las primeras fueron las páginas Al alcance de la razón (http://web.archive.org/web/19991008033455/http://www.geocities.com/CapeCanaveral/Hall/9140/) y Homo webensis (https://web.archive.org/web/20100311002659/http://www.come.to/webensis).

[17] Por ejemplo, el blog Razón Atea, de Argentina (https://razonatea.blogspot.com/).

[18] Entiéndase tópico en su acepción en español de lugar común, frase hecha o expresión recurrente. No confundirlo con la castellanización de topic, que significa “tema”.

[19] Esto podría ser consecuencia del origen cristiano de la gran mayoría de sus miembros y de los escándalos mediáticos que han envuelto a diversos grupos y jerarcas religiosos; sin embargo, a raíz de la destrucción de las torres gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001, y debido en parte a la popularidad y a la difusión de los autores anglosajones considerados como parte del llamado nuevo ateísmo (descrito brevemente en el siguiente apartado), esta beligerancia se extendió también hacia el islam, el cual es considerado por estos grupos como una fuente de violencia y un factor que impide la convivencia entre los individuos.

[20] Dawkins, uno de sus referentes, dijo que “organizar a los ateos es comparable con pastorear gatos, porque tienden a pensar independientemente y no aceptarán ninguna autoridad” (Dawkins, 2006: 4. Traducción propia). Es una afirmación un tanto exagerada, pero ilustra la dificultad de la organización entre ellos.

[21] Por ejemplo, los casos de Cyberateos en España y Ateísmo desde México, los cuales se resumen más adelante.

[22] Para Schwarz (2015) y otros autores, incluyendo quien esto escribe, el término nuevo ateísmo no es una categoría válida, puesto que, además de no ser propiamente algo nuevo, se concibió como un término reduccionista y más despectivo que de análisis. De ahí que aquí se considere cuestionable su uso por autores como Giménez (2015), Kettell (2013), LeDrew (2014) o McGrath (2016), quienes prácticamente limitan el estudio del ateísmo a los jinetes.

[23] Gray fue más allá e incluyó en esa tendencia a autores fuera de esa liga, como los escritores británicos Martin Amis y Phill Pullman, y el filósofo francés Michel Onfray (Gray, 2009).

[24] Esta asociación no es propiamente de habla hispana, pero cuenta con representantes de países como España y Chile.

[25] En el caso de que se piense que librepensador no es lo mismo que ateo, según la declaración que en 1905 hizo la Gran Logia Catalana Balear, “el librepensamiento es la negación absoluta de toda creencia o sentimiento basado sobre una suposición sobrenatural”. Esta declaración, pese a los agarrones y discusiones bizantinas acerca de los conceptos y las definiciones, era compartida por una buena parte del entorno masón y librepensador de la época (Álvarez, 1989: 116).

[26] Un conflicto que tuvo lugar en México entre 1926 y 1929, ocasionado en gran medida por la oposición de la jerarquía católica a las leyes anticlericales de la constitución de 1917. El resultado fue varios miles de muertos y la modificación de las relaciones entre el gobierno mexicano y el clero católico desde entonces y hasta 1992, cuando se restablecieron las relaciones diplomáticas entre México y El Vaticano.

[27] Tomás Garrido Canabal fue gobernador de Tabasco y Yucatán por periodos intermitentes entre 1919 y 1934. Su gobierno se caracterizó por un férreo intento de erradicar la religión, que se manifestó en la destrucción de templos, la prohibición de fiestas patronales y la encarcelación de ministros de culto.

[28] Los miembros de este grupo fueron los primeros en investigar y desmentir el caso de Carlos Trejo y la casa de Cañitas: en 1991 cobró fama una casa presuntamente endemoniada, ubicada en la zona del antiguo Colegio Militar, en la Ciudad de México. Su dueño, Carlos Trejo, adquirió notoriedad a partir de la publicación de un libro alusivo: Cañitas, y se hizo llamar cazafantasmas. En el curso de los años ha participado en programas de televisión y de radio, y ha recibido acusaciones de fraude y de charlatanería.

[29] Para muestra, los blogs La corte de los milagros (https://cortedelosmilagros.blogspot.com/) y De razones y sinrazones (http://bizcochodemontecristo.blogspot.com/).

[30] En un intento temprano buscaron llevar los nombres de Asociación Civil de Ateos Mexicanos (ACAM) y, posteriormente, Derecho y Libertad A. C.

[31] Por ejemplo, Ateísmo Mexicano (https://web.archive.org/web/20090726083408/http://ateismomexicano.lefora.com/) o Ateos Regios (https://web.archive.org/web/20100528064928/https://ateosregios.ning.com/).

[32] Término conocido y usado desde el siglo XIX en el sentido de no ocultar la no creencia y darse a conocer (Foote, 2020).

[33] No hubo noticias acerca de la realización de alguna actividad en estos países.

[34] También hubo comentarios acerca de una marcha en Guatemala, pero no hay ningún registro al respecto (Serrano, 2009).

[35] Una festividad similar, aunque menos popular, es el Día del Orgullo Primate, el 24 de noviembre, con la que se celebra la publicación de El origen de las especies.

[36] Dos festividades similares son, por una parte, el 20 de mayo, Día Internacional de Dibujar a Mahoma, como respuesta a las amenazas de parte de algunos grupos islámicos extremistas a los realizadores del programa South Park, quienes iban a mostrar a Mahoma en un episodio. Por otra, el 29 de junio, Día de Cocinar un Cristo, como reacción a los intentos de algunos grupos conservadores de ejecutar acción penal contra el cantautor español Javier Krahe, quien en 1978 filmó un video en el que se presentaba una receta para cocinar un crucifijo.

[37] Se buscó mostrar imágenes suaves que fuesen lo bastante ilustrativas. Para una mejor idea, es suficiente usar los términos clave “día de la blasfemia” o blasphemy day en cualquier buscador de internet.