https://doi.org/10.25009/blj.i16.2669
José Santiago Francisco [1]
Resumen
Este artículo analiza la relación entre los sentidos y el lenguaje en la cultura totonaca. En concreto, se analiza la forma en la que los totonacohablantes conciben el ser y el sentir a través de su lengua, a fin de identificar las expresiones asociadas con la inteligencia y con la limitación intelectual. El estudio se realizó en las comunidades de Mecatlán, Coahuitlán y Filomeno Mata, ubicadas en el norte del estado de Veracruz. Metodológicamente, se recurrió al uso de entrevistas con hablantes de la lengua totonaca y la triangulación de datos se obtuvo al contar con participantes de diferentes espacios territoriales. Los resultados indican que, a diferencia de las sociedades occidentales, la inteligencia en esta cultura está asociada con la animacidad, y que el olfato es un sentido preponderante en su evaluación. Con ello, se abona a la discusión sobre el papel de los sentidos en las diferentes culturas desde la antropología sensorial.
Palabras clave: totonaco, sentidos, olor, lenguaje, animacidad
Abstract
This article discusses the relationship between language and the senses in Totonac culture. More specifically, it analyzes the way in which Totonac speakers conceive of the senses and states of being, in order to identify expressions associated with intelligence and intellectual limitations. Data gathering took place in the communities of Mecatlán, Coahuitlán, and Filomeno Mata, located in the northern part of the state of Veracruz, Mexico. The methodological approach included interviews with participants from those three sites in order to ensure data triangulation. Results show that, in contrast with Occidental societies, intelligence is associated with animacity and is evaluated mainly through the olfactory sense. These findings contribute to the discussions in sensorial anthropology regarding the role of senses in different cultures.
Keywords: totonac, senses, smell, language, animacity
Lo “listo” y lo “tonto” en la lengua totonaca. Una aproximación a los sentidos
José Santiago Francisco
Introducción
Antes de que los totonacos estuvieran en contacto con los hispanohablantes, se entendían y se autopercibían de otra manera. Si pensamos en la comparación que se puede hacer respecto de las diferencias entre totonacos e hispanos, hay una asimetría marcada. Por un lado, las presiones socioculturales interiorizadas entre totonacos han ocasionado que estos se sientan inferiores a los hispanos por considerar que estos últimos son “gente de razón” (Santiago, 2012). En contraste, se observa que, cuando los totonacos se comparan entre ellos mismos o con personas de otros grupos etnolingüísticos como los nahuas, la autopercepción es de igualdad.*
Si lo vemos desde la perspectiva del habla, hasta hace unas décadas los totonacos hablaban su lengua y no se consideraba el totonaco como una lengua de menor valor. Sin embargo, en la actualidad la mayoría de los adultos monolingües hablantes de totonaco se autoperciben como ciegos por no saber leer, mudos por no saber hablar el idioma español y sordos por no entender esta lengua (Santiago, 2020). Así, ellos mismos se sienten y se ven en desventaja con respecto a los hablantes del español.
Para salir de la mudez y de la ceguera, se asiste a la escuela. De hecho, entre los totonacos estudiar suele ser sinónimo de aprender español, y el plantel educativo se posiciona como el ‘agente que hace practicar la boca’ (maaqalhtawaqe’ná’) para aprender español. Sin embargo, las escuelas no siempre han tenido la relevancia que ahora tienen entre los totonacos. Hasta hace algunas décadas se les decía a los niños que no asistieran a estos espacios en virtud de que lo que se consume proviene del campo, de modo que era mejor trabajar en éste que asistir al plantel educativo. Además, en décadas pasadas la participación de las mujeres totonacas en los espacios educativos estaba limitada; incluso a las niñas se les cuestionaba sobre ir a la escuela siendo que no eran varones (Santiago, 2020).
Con el contacto cultural, los totonacos empezaron a clasificarse entre sí por la ropa y por la lengua. Así tenemos, tantataan’u, ‘de calzón o manta’, tampantaloon, ‘de pantalón’, tankbestido, ‘de vestido’, tanqaa’n, ‘de enagua’. Tan(k)- tiene que ver con trasero; por lo tanto, hay totonacos con trasero de calzón y de pantalón y hay totonacas con trasero de vestido y de enaguas. Y, respecto a la lengua, hay totonacos de boca de Castilla, kilhkastiya, ‘hablante de español’, y de boca totonaca, kilhtatanakuj, ‘hablante de totonaco’. Kilh- viene de kilhni, ‘boca’ (Santiago, 2020).
La ropa y la lengua que usa cada persona se ha asociado con la inteligencia. Así, quienes usan pantalón o vestido y saben español son considerados como listos. Por el contrario, usar enagua o calzón de popelina es signo de que se emplea el idioma totonaco y ello es asociado con “retraso”. Si no sabe español, un totonaco que viste de pantalón ‒o de vestido, en el caso de una mujer‒ es blanco de burlas por parte de aquellos que saben de sus limitaciones en el habla castellana. Esto es importante, pues se considera que la gente que sabe español tiene “la boca abierta” y, por lo tanto, es lista, sobre todo si sabe leer, es decir, que tiene la vista desarrollada. Quienes se sienten limitados en cuanto a lectura y habla sienten que no tiene hueco en los ojos ni en la boca. Se sienten tontos.
No obstante, el sentimiento de inferioridad que se experimenta no puede fundamentarse en la lengua que se habla. De hecho, se puede decir que la lengua totonaca tiene mayor riqueza conceptual para referirse a grupos de personas. Esto es, mientras que en lenguas como el español se usa la palabra hombre para referirse a la humanidad, como si no hubiera mujeres, niños, ancianos, ancianas (Buber, 1967), y en cuyo caso la construcción del término quizá responda a relaciones de poder, en totonaco se cuenta con una serie de conceptos que denotan la diversidad en la composición de los grupos de personas. Claro está que es complejo hablar del concepto persona, pues la construcción social de este término cambia en las diferentes sociedades (Gutiérrez, 2010). Por ejemplo, en el caso del náhuatl (López Austin, 2004), se habla de tres entidades anímicas principales que constituyen el cuerpo: el tonalli (el calor, la energía), el teyolía (lo que da vida, el corazón) y el ihiyotl (respiración, aliento de vida). En esta sociedad, el rostro humano es el “espejo de las virtudes del individuo” (Austin, 2004, p. 184).
En el totonaco existe el concepto de liistakni’, que literalmente significa “para crecer”. Refiere a una entidad anímica que nos mantiene vivos, y se dice que está en el corazón y en las coyunturas. En la actualidad, entre los totonacos de Filomeno Mata, para el concepto de persona es usado el término español karastiyaanu, ‘cristiano’, y, en menor grado, la palabra propia del totonaco latamaaná’, cuyo significado es ‘existente’, ‘viviente’. Para hermano, consanguíneo o no, se usa la palabra taa’lá’, que nos da el significado de coexistente. La aplica también para ‘se da’, ‘se produce’, ‘existe’. Latamaana’ incluye niños (laqqawachán), niñas (laktsumuján), hombres (lakchixkuwiin), mujeres (lakpuskan), ancianos (laqqoolún), ancianas (laktsikanii’n) y, además, se usa la palabra litutunakuj o litatanakuj para identificarse como totonaco.
Estas diferencias derivadas del choque intercultural ‒me refiero a la clasificación subjetiva que se hace entre las personas totonacas‒ son muestra de discrepancias prevalentes entre la cultura totonaca y el mundo hispano. Asimismo, sirven de marco para adentrarse en estudios más puntuales tales como el que aquí se presenta: el de la conceptualización de la inteligencia en la cultura totonaca. Para ello, se utilizan datos obtenidos en Filomeno Mata, Mecatlán y Coahuitlán, que son municipios enclavados en el norte de Veracruz, México, así como datos obtenidos de las redes sociales y de pláticas informales con pares.
En este artículo se parte de dos ideas principales. Por un lado, siguiendo a los estudiosos de los sentidos, se asume que las sensaciones y percepciones no son meramente biológicas sino culturales. Y, por otro lado, se reconoce que “el totonaco” categoriza incorporando casi siempre las partes del cuerpo humano. Usa las partes del cuerpo como morfemas en la conceptualización de su mundo,[2] los prefija. El texto deriva de una investigación previa que se realizó para categorizar el uso que hacen de los colores y los olores los totonacos de Filomeno Mata (Santiago, 2009). En dicho estudio se mostró la relación que guardan el olfato y la vista con la inteligencia (sobre todo el olfato).
Metodológicamente, la investigación se realizó por medio de entrevistas a profundidad con colaboradores de la región durante septiembre de 2018. Las primeras aproximaciones se realizaron sin previo acuerdo con algún lugareño. Así, me acercaba a las personas adultas para solicitar su colaboración y, mientras que algunos se negaron, otros accedieron a proporcionar información gracias a un sentido de confianza generado por el hecho de ser nativo hablante totonaco. La cuestión planteada era: ¿cómo refieren a las personas que consideran “tontas” y cómo a las que consideran “listas”? Para el efecto, las preguntas directas fueron: ¿cómo le dices a alguien que es listo? ¿Cómo le dices a alguien que es tonto? Las preguntas se plantearon en totonaco. A las personas que me ayudaron les planteaba expresiones que yo sabía para mostrarles un ejemplo y así hacerles entender lo que se solicitaba; por ejemplo, para “tonto” usé qanqaxqaam, ‘nariz de hoja de maíz’, y kinkaniin, ‘nariz de muerto’, y entonces ellos hicieron lo propio. Entrevisté a cinco personas de Mecatlán, a siete de Coahuitlán y a diez de Filomeno Mata; a unas en solitario y a otras en grupo.
Una limitante identificada durante el levantamiento de los datos fue que la gente no usa expresiones relacionadas con la idea de “lo tonto” de manera abierta si a quien se le habría de proferir no es de confianza, puesto que son ofensivas. Se usan sobre todo con personas de mucha confianza o cuando se habla de un tercero. Cabe mencionar que, aunque se pertenezca a la cultura totonaca, no es evidente la relación del olfato con la inteligencia. En Mecatlán, un señor de alrededor de 65 años me dijo que él no quería participar en esto, porque se trataba de expresiones groseras, aquellas relacionadas con el olfato. Además, algunas personas no quieren proporcionar información, no solo por desconfianza sino por el hecho de no haber asistido a la escuela, ya que consideran que podrían proporcionar información deficiente por falta de estudios formales.[3]
Posteriormente, para complementar lo observado en los pueblos, obtuve información a partir de las redes sociales. Un integrante, que aparece como Amixtlán Comunicaciones, del grupo Litutunaku (L@s totonac@s), conformado sobre todo por totonacos, lanzó la pregunta: “¿cómo se dice tonto en totonaco? Leo sus escritos, mis estimados lectores” el 18 de marzo de 2021 y tuvo 65 comentarios. Posteriormente lancé, por mi parte, la pregunta opuesta, el 30 abril de 2021, en el mismo grupo: “¿cómo dicen inteligente en sus variantes de totonaco? Los leo. Paaxkatkatsiini”. Obtuve 38 comentarios. Más adelante, alguien más preguntó cómo se dice tonto en totonaco en otro grupo. Fue así como se obtuvo información en las redes sociales fuera de los tres municipios referidos. Además, me entrevisté con otras personas, mis pares de otros pueblos totonacos. Así, con todo y los inconvenientes, se conformó un corpus amplio para el análisis.
El estudio de los sentidos y la animacidad
Los estudios sobre los sentidos no son novedosos. De hecho, encontramos investigaciones en la historia y en la antropología, en las cuales se han abordado los sentidos desde el ámbito de la cultura (Howes, 2014). Dichos estudios se remontan a finales del siglo pasado (Larrea, 1997; Howes, 2014) y se basan en la premisa de que las sensaciones y las percepciones no son meramente biológicas sino culturales. Se describe cómo las sociedades tratan o entienden los sentidos, si le dan más peso a un sentido o los tratan de forma simétrica. Howes (2014), por ejemplo, señala que entre los suyà de Brasil la vista es catalogada como un sentido antisocial. Este trabajo se ubica dentro de lo que se ha llamado antropología sensorial o de los sentidos, campo inicialmente inspirado por un cierto antivisualismo ligado al deseo de explorar modos de experiencia insuficientemente investigados, en donde la vista no tuviera un papel preponderante, y también de estudiar la mirada fuera de las sociedades occidentales.
Todos los sentidos tienen su importancia en cuanto a nuestra sobrevivencia. Sin embargo, no todos han sido tratados con el mismo valor. A unos se les ha dado un peso preponderante, mientras que a otros se les ha minimizado. Esta categorización tiene que ver con el supuesto apoyo que tal o cual sentido representa para nuestra inteligencia. Se ha considerado a la vista como el sentido por excelencia, por ser un sentido de distancia; en segundo plano, por esa misma razón, se considera a la audición. Por su parte, al resto de los sentidos ‒el gusto, el tacto y el olfato‒ se les disocia de la inteligencia por ser sentidos corpóreos (Korsmeyer, 2002; Low, 2012). Bajo esta lógica, la actividad de oler, tocar y saborear no son acciones que tengan que ver con la distancia, sino que se quedan en el cuerpo; por lo tanto, no influyen en la inteligencia de la persona.
Esta disociación de los sentidos corpóreos respecto de la inteligencia responde a muchos factores. Entre ellos, se encuentra el hecho de que no tenemos un lenguaje elaborado para referirnos a los sentidos dado que en nuestra sociedad no se les da importancia. No contamos con muchas palabras para denominar sabores y nuestro lenguaje no alcanza para categorizar lo que nuestro tacto logra percibir, o se torna un tanto impreciso por tratarse de cuestiones abstractas. Lo mismo pasa con los olores. Nuestro lenguaje se ve rebasado para describir todos los olores que emanan en nuestro entorno, aun en las sociedades donde se le da peso al papel que juega el olor en la vida de las personas, como en nuestro caso, el totonaco, que relaciona el olor con la inteligencia: usa alrededor de 25 términos de olor únicamente.
Adicionalmente, los estudiosos han señalado que, en nuestro mundo moderno, el olfato es uno de los sentidos más devaluados y que, incluso, se le trata de ocultar, porque se le considera como el sentido más antisocial, más primitivo, más animal, más vulgar. De hecho, en la literatura revisada por Enríquez (2008) se apunta que pocos son los estudiosos que enaltecen los olores. Siguiendo esta línea, parafraseando a Le Guérer, menciona lo siguiente:
Los filósofos frecuentemente han desestimado el sentido del olfato. Platón y Aristóteles sostenían que los placeres que el olfato producía eran menos nobles, menos puros que aquellos producidos por el oído y la vista. Descartes consideraba al olfato vulgar. Para Kant, era un sentido que debía permanecer sin desarrollar ya que llevaba más a experiencias desagradables que agradables. Schopenhauer lo consideraba un sentido inferior, Hegel lo eliminó de su estética, y a principios del siglo veinte, el filósofo alemán George Simmel lo llamó el sentido antisocial por excelencia (Enríquez, 2008, p. 10).
Este menosprecio por el olfato se evidencia en el proceso de desodorización en las sociedades occidentales. Así, y de acuerdo con Larrea (1997), “en nuestra sociedad se ha producido una caída del sentido olfativo debido al proceso de civilización de nuestras costumbres” (p. 35).
Una de las razones por las cuales no se estudia el olor es que no se tiene una terminología elaborada. De hecho, existe la idea generalizada de que el olfato es indescriptible, es decir, es un sentido que no está codificado lingüísticamente (Levinson y Majid, 2014, citado en O’Meara et al., 2019). No obstante, uno de los pioneros en el estudio contemporáneo del olfato fue Alain Corbin (1987) con su libro El perfume o el miasma: el olfato y lo imaginario social, siglos XVII y XIX. Asimismo, se sabe que, en la filosofía clásica de la India, donde se reconocen ocho sentidos, se coloca en primer lugar el prana, ‘nariz’, al que también le conocen como “aliento de vida” (Howes, 2014). De igual manera, en algunas culturas, como la de los sereer ndut, de Senegal, el olor es muy importante, pues se considera que el olor del alma es el centro de las representaciones religiosas y médicas (Dupire, citado en Larrea, 1997, p. 33).
En cuanto a la lengua totonaca, se sabe que también existen varios términos para referirse a los olores que han identificado algunos investigadores interesados en el tema. El primero en acercarse al estudio de los olores en totonaco fue Peter Aschmann (1946), quien los clasificó en ocho grupos,[4] analizándolos únicamente desde el punto de vista lingüístico. Asimismo, existe una tesis doctoral sobre el campo semántico de los olores en el totonaco de Papantla. Se trata del estudio de Héctor M. Enríquez Andrade (2008), quien los clasifica en seis grupos y los analiza mediante prototipos. Otro trabajo que tiene que ver con los sentidos en totonaco fue llevado a cabo por José Santiago (2009), al estudiar los colores y los olores en el totonaco de Filomeno Mata. En este texto se señala la relación del olor ‒o del acto de oler‒ con la inteligencia. Finalmente, un trabajo reciente muestra que el tepehua de Hidalgo, familia lingüística del totonaco, tiene 45 términos específicos para referirse a los olores (O’Meara et al., 2019), no obstante que es una lengua en grave peligro de desaparición.
En este texto, animado se entiende como aquello que tiene movimiento, que tiene vivacidad, y lo inanimado es lo contrario: carece de vida, de movimiento. En la lengua totonaca, los relativos inanimados se marca con tuu, ‘cosas’,[5] y lo animado se marca con tii, ‘personas’.[6] Las personas y las cosas se tratan de manera muy diferente. Los animales se marcan con tuu, pero algunas personas también usan tii. En español, tuu equivale a ‘que’ y tii a ‘quien’. También se puede usar para preguntas. Tuu para cosas (¿qué?) y tii para personas (¿quién?). Esa jerarquía de animacidad la vemos en la marca del plural: las personas toman plural, mientras que las cosas y los animales no tienen marca morfológica para señalar plural en el referente. Así, el plural de qawacha, ‘muchacho’, es laqqawachan, ‘muchachos’; el plural de puskaat, ‘mujer’, es lakpuskan, ‘mujeres’. Por otro lado, chiwix es tanto ‘piedra’ como ‘piedras’ y paxni es tanto ‘puerco’ como ‘puercos’.[7] Para los animales y las cosas, el plural se marca en el adjetivo: laqlilaqatit paxni, ‘bonitos puerco’, para ‘bonitos puercos’; laqlilaqatit chiwix, ‘bonitas piedra’, para ‘bonitas piedras’. Laq- es la marca del plural, y el referente no toma marca morfológica.
Resultados
Los sentidos en el totonaco: ser y sentir
Para los totonacos, el desarrollo de la persona y de su autonomía supone mejorar o afinar los sentidos, a la par de manejar adecuadamente sus competencias lingüísticas y comunicativas. Un totonaco debe entrenar sus piernas para caminar (xliilaqtawaqa’t), requiere entrenar su boca para hablar, leer y estudiar, así como identificar los alimentos (xliiqalhtawaqa’t), adiestrar sus manos para trabajar, para escribir, para sembrar (xliimaqatawaqa’t), entrenar su vista para observar y para agudizarla (xliilaqatawaqa’t); debe entrenar sus orejas (xlii’aqatawaqa’t) para escuchar los sonidos de su lengua y para comprender los mensajes, así como para percibir los sonidos del medio social y del natural (Santiago, 2020).
Desde esta mirada, cuando uno está limitado en algo se debe señalar la parte del cuerpo que muestra debilitamiento. Se usa -tsanqáa, que significa ‘falta o se pierde’, respecto de la parte del cuerpo que está limitada. Así, tenemos expresiones como qalhaqtsanqaakú’, ‘aún le falta a su boca’, usada cuando la niña o el niño todavía no habla o no piensa como socialmente es considerado correcto; maqa’aqtsanqaakú’, ‘aún le falta a su mano’, usada cuando alguien aún no lleva una actividad de manera eficaz, como chapear, cortar leña, poner el nixtamal, lavar o afinar la masa para las tortillas; y aqtsanqakú’, ‘aún le falta o se pierde su cabeza’, cuando aún no piensa correctamente.
Como se señaló al principio, muchas cosas categorizadas por los totonacos tienen que ver con las partes del cuerpo humano. Esto se hace agregando como prefijos las partes del cuerpo a los verbos. De estas partes sobresalen las que tienen que ver directamente con los sentidos, como las manos, la cabeza, la nariz, la boca, y el oído. Para ejemplificar lo anterior, el concepto de sentido en totonaco se puede entender como tamaqkatsíin. Su traducción más literal es: ‘el saber del cuerpo’. Esta palabra a su vez deriva de maqkatsíi, ‘siente’, que se compone del prefijo maq- ‘cuerpo’ y katsíi ‘sabe’. De esta forma, se observa que es el cuerpo el que sabe (siente).
En totonaco una manera de referirse a una persona lista es kilhkatsíi ‘de boca lista’. Esto aplica tanto para aquellas personas que hablan correctamente y de manera fluida, como para aquellas que detectan los ingredientes de una comida. En esta línea, también se encuentra la palabra lakakatsíi, ‘de cara (ojos) lista’. Se trata de aquellas personas que no se pierden en su andar y que saben cómo retornar; de aquellas que encuentran de manera fácil las cosas, como las guías comestibles entre el verdor de la vegetación;[8] por otra parte, makakatsíi, ‘sabe su mano’, refiere a las personas que son hábiles con las manos; las parteras, por ejemplo, o aquellas que arreglan aparatos (Santiago, 2020). La expresión luulhaamaqkatsiiya, ‘qué no sientes’ es como decir “¿Qué, de plano no sabe tu cuerpo?” Sentir en totonaco significa que el cuerpo sepa, y cada parte del cuerpo que nos permite realizar actividades se entrena para su saber.
Como se ha mencionado, a pesar del choque intercultural, no deja de haber cosas propias de los totonacos que nos permiten comprender cómo es que esta cultura entiende lo que es llegar a ser persona. Al momento de nacer, sin importar el sexo, los totonacos consideran a un bebé como una flor. A esta flor se le tiene que cuidar para que no se marchite.[9] El desarrollo, entre los totonacos de Filomeno Mata, se entiende como un proceso de integración o de estabilización; cuando se nace y la persona se va desarrollando, se está en un proceso conocido como laklakú’, ‘aún está descompuesto’, que literalmente significa ‘aún se descompone’. Por ejemplo, cuando se nace, los padres no son capaces de señalar a quién de los progenitores se parece el nuevo ser, puesto que su rostro aún no está definido por completo; entonces dicen: laklakú’. Asimismo, aun siendo ya alto o alta, pero sin que la persona sea todavía recia, se dice que todavía está ‘descompuesta’, lakakú’. Ese “arreglamiento” llega con la madurez de la persona, alrededor de los 17 a 20 años. Un recién nacido recibe la categoría de sqa’ta, que significa ‘tierno/a’, quien debe madurar, katla’n, para componerse y llegar a valerse por sí mismo (Santiago, 2020). Para lo anterior es necesario manejar la lengua y los sentidos. Es necesario que el cuerpo sepa.
Ser tonto en totonaco y su relación con el olfato
A partir del trabajo de campo y de la propia experiencia como totonacohablante, se identifica que para los totonacos ninguno de los sentidos goza de supremacía, todos se consideran igualmente importantes (Santiago, 2009). Sin embargo, ellos relacionan la inteligencia sobre todo con el olfato. Hay dichos que demuestran esta afirmación. La oposición vivo-muerto es la que refleja la inteligencia, es decir, la cuestión de la animacidad y la inanimacidad. Así, tenemos que, en algunas variantes de totonaco, “tonto” es kinkaniin, ‘nariz de muerto’, como en Ocelonacaxtla,[10] Puebla; tsakat, ‘hule, plástico’, en Huehuetla, Puebla, tiene el significado de tosco. El muerto ya no tiene vivacidad y, por lo tanto, no tiene capacidad olfativa; y el hule no tiene plasticidad, refiere a alguien reacio. Lhqampa, en Filomeno Mata, significa alguien que no se mueve, un pazguato, y se extiende a la idea de tonto. En este mundo, alguien que desobedece a sus padres es considerado como tonto.
Es generalizado el uso de la palabra tonto entre los totonacos; como ya hemos referido, ellos incorporan la parte del cuerpo que consideran limitada; de esta manera podemos escuchar hibridismos como kinkatonto, que significa nariz tonta, haciendo alusión a que se tiene limitado el sentido del olfato. De la misma forma, se escucha proferir la palabra híbrida aktonto, que significa ‘cabeza tonta’, es decir, que no piensa adecuadamente. Asimismo, se le llama kilhtonto, ‘boca tonta’ a alguien que dice barbaridades. Un buen contraste es makasabio y kilhsabio. La primera palabra significa ‘mano sabia’ y la segunda, ‘boca sabia’. Maka- viene de makan, ‘mano’ y kilh- viene de kilhni ‘boca’. Para ‘tonto’ también tenemos la palabra makaniin ‘mano de muerto’, término usado para señalar personas a quienes se les cae todo de la mano. En este sentido, lo tonto está relacionado con la cuestión de la inanimacidad.
En Mecatlán, Veracruz, cuentan historias de infidelidad relacionadas con el olfato. Tal es el caso de un señor que infería que a su compadre lo engañaban, por lo que le dijo que vigilara a su esposa. El supuesto engañado, a pesar de su incredulidad, decidió seguir el consejo de su compadre. Un día normal fue al rancho y no se quedó a trabajar; estuvo allí un rato y luego se regresó. No llegó directamente a su casa, sino que se quedó vigilando desde una cierta distancia y vio el acto de infidelidad que cometía su esposa. Otro caso similar es aquel en el que a un señor le dijeron que lo engañaban. Se fue a la finca cafetalera y se estuvo unos días trabajando; pero regresó mucho tiempo antes de lo acordado con su esposa y descubrió el acto de infidelidad.
Estos casos hacen referencia a que uno debe estar muy despierto para darse cuenta de lo que sucede alrededor y que no es perceptible a la vista, sino que tiene que ver más con la intuición; a este respecto, los totonacos piensan que uno debe oler lo que no puede ver; esto, por supuesto, en sentido metafórico, pues la infidelidad no es algo que pueda olerse. En los municipios totonacos le dicen ‘nariz de hoja de maíz’, qanqaxqaam, a un hombre que es engañado por otros hombres y “no se las huele”, no se da cuenta. Esto mismo ocurre en el tepehua de Tlachichilco, familia lingüística del totonaco: para inteligente usan el término xk’ilinki y para tonto usan esta palabra española tonto, aunque también usan un término propio que es kinkap’ax, ‘nariz de puerco’. Observamos que se remite a la nariz las ideas de tonto y listo. En cuanto a ‘nariz de puerco’, es como si la persona “tonta” metiera su nariz en el lodo y limitara así su inteligencia.
Cuando se ven en desventaja, como en el caso de sufrir violencia por parte del esposo, algunas mujeres totonacas recurren a una práctica que tiene que ver con el olfato. Cuando están en su periodo menstrual, guardan lo que usaron para asearse y lo colocan en la almohada del marido con la finalidad de atontarlo. Cuando a un señor lo ven como ido o tonto, le bromean con la siguiente expresión: max wij wix tuu maa’aqtsi’nii’kan’a, ‘a ti te han de dar (poner) algo de almohada’. Quienes entienden la expresión solamente se ríen. Ha habido casos de separación por estas prácticas. Algunas mujeres que no están de acuerdo con esas acciones dicen que para qué atontar a la pareja si lo que quiere una mujer es a un hombre activo, listo. Se señala que algunos, a quienes les ponen algo en su almohada, solo se atontan, pero que otros adquieren alguna enfermedad, dejan de comer, las cosas fritas les parecen muy desagradables… Otras mujeres solo les echan parte de la suciedad en la taza de café. Esta práctica se ha registrado en Colombia, en donde algunas mujeres entrevistadas en un estudio señalaron que “es perjudicial, porque produce infecciones, puede llevar al hombre a la locura, le da indigestión, los vuelve impotentes o los deja como bobos” (Alarcón-Nivia et al., 2006, p. 25). Cabe señalar que en la sociedad totonaca la menstruación y el embarazo son considerados como enfermedades.
A continuación se muestran los términos obtenidos clasificados en dos grupos: los que muestran inteligencia (cuadro 1) en contraposición con aquellos que designan su ausencia (cuadro 2), según las regiones. En seguida se refieren enunciaciones en las cuales se usan los términos citados. De antemano señalo que hay más términos para tonto que para listo.
Término |
Significado |
Lugar |
Sqalala/ sqalalh |
Inteligente |
Mecatlán, Coahuitlán, Filomeno Mata |
Tanks qalhchiwiinán |
Habla correctamente |
Mecatlán |
Niilakwilhamíi tachiwiin |
No revuelve el habla |
Mecatlán |
Aqsqalalh |
Cabeza lista |
Mecatlán, Coahuitlán, Filomeno Mata |
Puutunkuwíi katsíi |
Se sabe iluminado del interior |
Mecatlán, Filomeno Mata |
Qanqasqalala |
Nariz inteligente |
Coahuitlán, Filomeno Mata |
Akputunkuwíi katsíi |
Se sabe aclarado de la cabeza |
Coahuitlán |
Qalhsqalalh |
Boca inteligente |
Filomeno Mata |
Akstujwa |
Su cabeza da en el blanco |
Redes sociales |
Kinkastujwa |
Su nariz da en el blanco |
Huehuetla |
Skulujwa |
Trabajador |
Redes sociales, Filomeno Mata |
Qaxmat |
Escucha consejos |
Filomeno Mata |
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Vemos en el cuadro 1 que lo listo o lo inteligente se refleja en que uno habla adecuadamente, en que uno tiene aclarado su ser, sea en el interior o en la cabeza, en tener tino y en ser trabajador y obediente. Veamos ahora los términos para tonto. Coloco los términos de tal forma que se observe qué parte del cuerpo es preponderante para hablar de lo “tonto”; puede notarse claramente que la nariz tiene preponderancia (16 palabras); a ésta le sigue la cabeza (11 palabras); hay también términos que no remiten a ninguna parte del cuerpo (10 términos). Cabe mencionar que la cuestión de remitirse al burro para señalar a alguien como “tonto” quizá responda al contacto con el español, en cuya correspondiente cultura este animal ha sido tachado como tonto. Son 40 términos en total. Eliminé los que tenían mucho parecido. Ahora veamos lo opuesto: los términos para “tonto”.
Núm. |
Término |
Significado |
Parte del cuerpo |
Lugar |
1 |
Xaqanqanaqlh |
Nariz torpe |
Nariz |
Redes sociales |
2 |
Qanqaniin |
Nariz de muerto |
Redes sociales |
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3 |
Qanqaxqaan |
Nariz de hoja de maíz |
Redes sociales, Filomeno Mata, Mecatlán |
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4 |
Kankachuu’n |
Nariz de zopilote |
Redes sociales |
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5 |
Qanqataqxwa |
Nariz con asiento, sin asearse |
Redes sociales |
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6 |
Xaqanqase’qna’ |
Nariz de plátano |
Redes, Filomeno Mata |
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7 |
Qanqapaqa’ |
Nariz de pluma |
Redes sociales, Filomeno Mata, Coahuitlán Mecatlán |
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8 |
Kinkachuu’n |
Nariz de zopilote |
Filomeno Mata, Coahuitlán, Mecatlán |
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9 |
Qanqaseqet |
Nariz de zacate |
Filomeno Mata |
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10 |
Kinkatonto |
Nariz tonta |
Filomeno Mata, Coahuitlán |
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11 |
Kinkatonqlhwa |
Nariz lento |
Filomeno Mata, Mecatlán |
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12 |
Kinkasonso |
Nariz de zonzo |
Filomeno Mata |
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13 |
Kinkaburro |
Nariz de burro |
Mecatlán |
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14 |
Kinkamenso |
Nariz de menso |
Mecatlán |
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15 |
kinkaniin |
Nariz de muerto |
Huehuetla |
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16 |
Qanqasee’qna’ |
Nariz de plátano |
Filomeno Mata |
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1 |
Ni’aktanswa |
No tiene bien la cabeza |
Cabeza |
Redes sociales |
2 |
Ni’akstalanka |
No tiene la cabeza clara, transparente |
Redes sociales |
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3 |
Akchuu’n |
Cabeza de zopilote |
Redes sociales |
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4 |
Aqlaqa’ |
Cabeza de molcajete |
Espinal |
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5 |
Nii’aqsqalala’ |
No es de cabeza lista |
Redes sociales |
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6 |
Aqtsanqáa |
Pierde la cabeza |
Filomeno Mata, Coahuitlán |
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7 |
Aqpalhcha’ |
Cabeza de jitomate |
Mecatlan |
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8 |
Aknipxi’ |
Cabeza de calabaza |
Mecatlán |
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9 |
Akpapas |
Cabeza de papa |
Mecatlán |
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10 |
Xaqxaqa tajna’ |
Cabeza de guajolote |
Zozocolco |
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11 |
Xa’akxtiilaan |
Cabeza de gallina |
Zozocolco |
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1 |
Laqatsii’n |
Ciego/a |
Cara |
Mecatlán |
2 |
Laqawitíi qalhchiwinán |
Habla alocadamente |
Mecatlán |
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1 |
makaniin |
Mano de muerto |
Mano |
Filomeno Mata |
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1 |
Xaspampala |
Es hongo gelatinoso |
Sin parte del cuerpo |
Mecatlán |
2 |
Xatonto |
Es tonto, el tonto |
Mecatlán, redes sociales |
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3 |
See’qna’ |
Plátano |
Coahuitlán, Mecatlán, Filomeno Mata |
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4 |
Tsakaat |
Plástico |
Coahuitlán, Huehuetla |
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5 |
Lhqampa |
Tonto, torpe |
Filomeno Mata |
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6 |
Xa’axnu |
El que es asno |
Redes sociales |
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7 |
Taqa taqa |
Burro |
Redes sociales |
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8 |
Toqpaan |
Tonto, torpe |
Huehuetla |
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9 |
Luuxaxoxo |
Es muy xoxo[11] |
Redes sociales |
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10 |
Taqalhin |
Animal[12] |
Redes sociales |
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Como ya se mencionó, para inteligente no hay muchos términos; no así para tonto. Como vemos, la cuestión de la animacidad es lo que nos permite ser considerado como inteligente. El jitomate, la pluma, la calabaza, la hoja de maíz carecen de animacidad. Lo tonto y la inteligencia se pueden apreciar en distintas partes del cuerpo. En la cabeza, en la boca ‒por la cuestión del habla‒, en que tu cuerpo sepa estar iluminado por dentro, en los ojos; sobre todo en la nariz, en relación con dar en el blanco.
Muestro a continuación algunos enunciados en donde se profirieron estas designaciones, y sus glosas:
Expresiones que se usaron en Mecatlán, Veracruz:
1. Xaspampala wix
Xa-spampala wix
ESP-tipo de hongo tú
‘eres spanpala’.
Spanpala o lhpanpala es un tipo de hongo gelatinoso, no tiene consistencia madura.
La analogía precisamente tiene que ver con la madurez.
2. Kinkatonqlhwa qawacha
Kinka-tonqlhwa qawacha
Nariz-torpe muchacho
‘muchacho nariz lenta (torpe)’.
La analogía consiste en que, como no se mueve, no puede pensar u oler adecuadamente.
3. Tuku kinkatanuupaa’ti
Tuku kinka-tanuu-paa-ti
REL.INA nariz- entrar-PROGR-2SG.SUJ
‘¿Qué tienes metido en la nariz?’
Si tiene uno algo en la nariz, no se puede pensar correctamente. Cuando no se oxigena bien la nariz no se puede oler adecuadamente.
4. Lanka xa’aqpaqlhcha wix
Lanka |
xa-aq-paqlhcha |
wix |
Grande |
ESP[13]-cabeza-jitomate |
tú |
‘eres un gran cabeza de jitomate’. |
5. Lanka xa’aknipxi wix
Lanka |
xa-ak-nipxi |
wix |
Grande |
ESP-cabeza-calabaza |
tú |
‘eres gran cabeza de calabaza’. |
6. Lanka xalaqatsii’n wix
Lanka |
xa-laqa-tsii’-n |
wix |
Grande |
ESP-cara-oscura-NOM |
tú |
‘eres un gran ciego’. No ver limita la inteligencia. |
Las anteriores no son buenas palabras, de ahí que no se le profieren directamente a la persona, a menos que sea alguien de mucha confianza. Vemos en el listado que la inteligencia se encuentra en la cabeza, en la nariz, en la mano y en la boca, y que la viveza se considera como inteligencia. Lo torpe, lo inanimado es tonto. Ahora veamos algunas enunciaciones donde se aplican estas palabras y que son enunciaciones dichas en Filomeno Mata.
Además de los mencionados hasta aquí, tanto de forma directa como indirecta, surgieron otros términos como los siguientes en conversación con totonacos sobre los términos obtenidos:
a) Luuxa’akxtiilaan wix[15]
Luu-xa-ak-xtiilaan wix
INTEN-DET[16]-cabeza-gallina tú
‘Eres muy cabeza de gallina’, ‘tu cabeza es muy de gallina’.
A los niños se les prohíbe comer sesos de gallina para evitar sean tontos.
b) Luuxanipxi wix
Luu-xa-nipxi wix
INTEN-DET-calabaza tú
‘eres muy calabaza’ ‘qué calabaza eres’
c) Xaqxaqa tajná’
x-aqxaqa tajná’
POS.3.SG-cabeza guajolote
‘la cabeza de guajolote’, ‘cabeza de guajolote’[17]
d) Kinkastujwa qawacha (Huehuetla, Puebla)
Kinka-stujwa qawacha
Nariz-tino.fino muchaco
‘muchacho nariz inteligente’. Huele al blanco. Fino con la nariz.
A mis pares totonacos les compartí algunos términos, a fin de ver si ellos tenían términos distintos. Con ellos analicé las palabras que arrojó la investigación y les mencioné de esta relación. Solo en cuanto a la palabra tsakaat, ‘reacio’, no consideran que tenga relación con lo tonto, aunque esa palabra sí lo usaron los totonacos entrevistados.
Para reclamarle a alguien se le recuerda las razones: Tulaqe waya xakskitit xtiilaan, u liikinkatojnunti, ‘ya ves, para qué comes sesos de gallo, por eso resultaste naritonto’. Tohku lhqat kinkatanuman, ‘qué tanto tienes atorado en la nariz’. luulhaatu xenqpaati wix, ‘qué de plano no te suenas la nariz’. Tohku kinkatanuman, ‘¿qué tanto tienes metido en la nariz?’
Conclusiones
A lo largo de este trabajo nos damos cuenta de que el totonaco categoriza su mundo de los sentidos a través del cuerpo; ‘el cuerpo sabe’, maqkatsíi. Cuando uno tiene miedo quiere decir que ‘el cuerpo le piensa’, makpuwan. ‘La cara le piensa’, lakapuwan, señala que uno tiene vergüenza. ‘La boca le piensa’, kilhpuwan, señala que uno cuida lo que dice.
Hay varios términos para señalar que se sabe. Katsíi es uno de esos términos; de ahí viene el sentimiento, que es lo mismo que decir que el cuerpo sabe. Pero puede ser que no todo el cuerpo sepa sino solo una parte. Así, tenemos lakakatsíi, ‘sabe su cara’; makatsatsíi, ‘sabe su mano’; kilhkatsíi, ‘sabe su boca’. Laqapas es otro término para señalar que alguien ‘conoce’. No logro distinguir la diferencia entre este término y katsíi.
Hemos visto que en el mundo totonaco no hay muchas palabras para denominar la inteligencia. Se usa sobre todo la palabra sqalalh. Sin embargo, vimos que lo inteligente no se queda solo en la cabeza sino también en otras partes del cuerpo como la cara, ‘laqasqalalh’; la nariz, ‘qanqasqalalh’; la boca, ‘qalhsqalalh’, y la cabeza, ‘aqsqalalh’. Los hallazgos indican que la nariz es más preponderante que la cabeza. Otra manera de señalar la inteligencia es tener o saberse aclarado el ser; este aclaramiento puede estar en el interior de la persona, puutunkuwikatsíi, o exclusivamente en la cabeza, akpuutunkuwikatsíi, ‘aclarado o iluminado el interior de la cabeza’. Lo listo también tiene que ver con tener tino con la cabeza, ‘akstujwa’; con la boca, ‘kilhstujwa’; con la mano ‘makastujwa’, dar en el blanco. También lo listo se relaciona con la obediencia, saber escuchar, hacer caso, ‘qaxmat’, además de ser trabajador, ágil, skulujwa, y hablar adecuadamente, ‘lakatitim qalhchiwiinan’.
Hay más términos y expresiones para denominar lo “tonto” que lo “listo”. La idea de limitación intelectual tiene que ver con lo inanimado. Registré 40 términos, de los cuales son más aquellos que tienen que ver con la nariz y, en segundo lugar, están los conceptos que remiten a aquello que tiene que ver con la cabeza. Cuando un totonaco se equivoca, se remite sobre todo a la nariz para su corrección: laki naliikinkakatsiiy’a, ‘para que aprenda tu nariz’. A los niños no se les da ciertas comidas; se les prohíbe comer sesos, por ejemplo, para evitar que sean tontos. Esto no es exclusivo del totonaco; en español se usa la expresión “eres bien piedra” para decirle a alguien que es tonto, y notamos que la piedra carece justamente de animacidad. Además, hay expresiones como “tiene olfato goleador”, es decir, que un determinado jugador es listo y se sabe mover dentro del campo y hacer muchos goles.
Si bien es cierto que este análisis muestra que en totonaco se tiene una riqueza importante en cuanto a la expresión de los sentidos, también es cierto que el vocabulario es limitado para expresar todo lo que se percibe. En el caso del olor, en totonaco se dice tsah wani taqanqawaanán, cuando no tenemos palabra para categorizar lo que nuestra nariz está percibiendo. Tsaj wani tamaqkatsíi se dice cuando no tenemos lenguaje para saber sentir lo que uno toca. Para lo que no tenemos lenguaje de aquello que percibe nuestra vista, se dice tsaj wani tasiyú.
De esta manera, se observa que el lenguaje se ve rebasado por los sentidos. Ya bien lo diría David Howes (2014, p. 20): “Los límites del lenguaje de uno no son los límites del mundo de uno, pace Wittgenstein (1922), pues los sentidos vienen antes del lenguaje y también se extienden más allá de él”. Así, al explorar algunos conceptos en torno a los sentidos y a la inteligencia en el mundo totonaco, este artículo se suma a los estudios sobre la relación entre sentidos y lenguaje.
Referencias
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Aschmann, H. P. (1946). Totonac Categories of Smell. Revista Tlalocan, 2(2), 34-43.
Buber, M. (1967). ¿Qué es el hombre? México: Fondo de Cultura Económica.
Corbin, A. (1987). El perfume o el miasma. El olfato y el imaginario social, siglos XVIII y XI. México: Fondo de Cultura Económica.
Enríquez A., H. M. (2008). El campo semántico de los olores en totonaco [Tesis doctoral], Escuela Nacional de Antropología e Historia, México.
Gutiérrez, M. (2010). Esos cuerpos, esas almas: una introducción. En M. Gutiérrez Estévez y P. Pitarch (eds.), Retóricas del cuerpo amerindio. Madrid: Iberoamericana-Vervuert.
Howes, D. (2014). El creciente campo de los Estudios Sensoriales. Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad, 6(15), 10-26.
Korsemeyer, C. (2002). El sentido del gusto: comida, estética y filosofía. Barcelona: Paidós.
Larrea Killinger, C. (1997). La cultura de los olores: una aproximación a la antropología de los sentidos. Quito: Abya-Yala.
López Austin, A. (2004). Cuerpo humano e ideología: las concepciones de los antiguos nahuas. México: Universidad Nacional Autónoma de México.
Low, K. E. Y. (2012). The Social Life of the Senses: Charting Directions. Sociology Compass, 6(3), 271-282.
O’Meara C., S. Smythe y A. Majid (2019). The Challenge of Olfatory Ideophones: Reconsidering Ineffability from the Totonac-Tepehua Perspective. International Journal of American Linguistics (IJAL), 85(2), 173-212.
Santiago, J. (2009). Colores y olores. Un estudio lingüístico entre los totonacos de Filomeno Mata, Veracruz [Tesis de licenciatura]. Xalapa: Universidad Veracruzana.
Santiago, J. (2012). Contacto lingüístico español-totonaco en Filomeno Mata, Veracruz [Tesis de maestría]. México: CIESAS.
Santiago, J. (2020). El aprendizaje del lenguaje como parte de la historia de desarrollo de la persona entre los totonacos de Filomeno Mata, Veracruz. Kataxtu nkooko’, katanu ntachiwiin [Tesis doctoral]. Xalapa: Instituto de Investigaciones en Educación, Universidad Veracruzana.
*El autor agradece al Dr. Jorge Luis Mendoza Valladares por sus valiosos comentarios sobre este texto.
[1] Universidad Intercultural del Estado de Puebla, México. ORCID: 0000-0002-3782-6637.
Correo electrónico: josestgofco@gmail.com
[2] Por ejemplo, en los clasificadores numerales una cubeta sería paatim, una guayaba aqtim, un palo qantim. Paa- ‘panza’, aq- ‘cabeza’, qan- ‘nariz’, respectivamente, y -tim ‘uno’. El totonaco cuenta de acuerdo con la forma del referente.
[3] Los totonacos de Coahuitlán no permiten que cualquier persona pretenda extraer información de su pueblo. No fue fácil obtener los datos en esta localidad. La población hoy en día está a la defensiva, dados los problemas de inseguridad que se viven.
[4] 1) Olor de vegetación y buenos olores; 2) malos olores; 3) olores medicinales y aromáticos; 4) olores del cuerpo y animales; 5) olores ácidos; 6) olores que dan vida (sabor) a la boca; 7) olores artificiales; 8) olores que permanecen en el aire.
[5] Ama xanat tuu kaatatsa kcha’niit, ‘esta es la flor que sembré hace un año’.
[6] Ama qawacha tii tamawa pa’xni, ‘este es el muchacho quien compró el puerco’.
[7] En esta cultura se enaltece y se minimiza a los animales; por un lado, se considera que hablan y, por otro lado, los tratan como de bajo rango. En todo caso se busca que nos contagien en cosas que sobresalen y que son benéficas para uno y evitamos el contagio de lo que no nos sirve como personas.
[8] Hay guías comestibles denominadas qantsaliis; a la persona que logra identificarlas con facilidad entre el resto de las plantas del mismo color la gente la llama laqasqalalh ‘cara lista o inteligente’, por su capacidad para discriminar y percibir la guía verde entre tanta hierba y árboles del mismo color.
[9] En el idioma tepehua, familia lingüística del totonaco, para mujer y anciana se dice xanati y significa ‘flor’ (conversación personal con un hablante de esta lengua).
[10] Conversación personal con una totonaca de aquel lugar.
[11] Es una palabra híbrida de totonaco y náhuatl. Luu- y xa- son del totonaco, y significan ‘muy’ y ‘el, la’, respectivamente; y xoxo es una palabra nahua que tiene que ver con lentitud.
[12] Tampixkakni’, Nilaqxtuku, Luuxasmalhwa son los términos a los que no se les encontró significado.
[13] Glosas: ESP- ‘especificador’, REL.INA ‘Relativo inanimado’, PROGR ‘progresivo’, 2.SG.SUJ ‘segunda singular sujeto’, NOM- ‘nominalizador’.
[14] Lo usó una madre que ve mal que su hija se haya ido con un joven siendo tan pequeña y siendo que aún no puede llevar a cabo ciertas actividades domésticas.
[15] Conversación personal con un totonaco de Zozocolco, Veracruz.
[16] Glosas: INTEN- ‘intensificador’, DET- ‘determinante’, POS.3.SG ‘posesivo tercera singular’.
[17] Xaqxaqa tajná se dice en Ixtepec, Puebla. Conversación personal con una persona de Espinal.