Lo sagrado en Alcohólicos Anónimos: el dios de los alcohólicos
The Sacred in Alcoholics Anonymous: the god of the alcoholics
Fabián Torres[1]
El Dios del Libro Grande es Dios como Lo concebía Bill W.
—Paul
Presentación
Una de las adicciones más antiguas y conocidas en el mundo es la del alcohol. Propuestas y soluciones van y vienen: la medicina con diagnósticos y tratamientos, el pensamiento religioso y su intromisión en las conciencias, la psicología con sus respectivas investigaciones y otras disciplinas que han intervenido en el asunto. Sin embargo, uno de los métodos más populares para intentar dejar de beber es el de los llamados grupos de autoayuda; y el más famoso de ellos es Alcohólicos Anónimos.
Además de la gran cantidad de investigaciones médicas, científicas e incluso legales, Alcohólicos Anónimos (AA) ha llamado la atención de académicos de las humanidades y las ciencias sociales, quienes han hecho estudios desde las más diversas disciplinas; muchos de ellos son trabajos de campo y están dedicados a los aspectos religiosos de los grupos.[2]
Este trabajo también pretende abordar la agrupación desde la perspectiva religiosa; sin embargo, a diferencia de los ya mencionados, se trata de una investigación historiográfica exclusivamente documental[3] tanto de sus archivos y publicaciones como de aquellos materiales que permitan exponer su programa con ayuda de la Religioswissenschaft,[4] una perspectiva histórica que se sirve del análisis crítico de las religiones, abarca aspectos como mitos, valores, creencias e instituciones considerados religiosos; parte de instituciones históricamente dadas y busca el significado de fenómenos considerados como religiosos (Kitagawa, 1986). [5] La idea es brindar un panorama de cómo se formaron las concepciones consideradas religiosas de la agrupación y, particularmente, mostrar cuál es su noción de poder superior o de lo sagrado.
Alcohólicos Anónimos y su programa de recuperación
Alcohólicos Anónimos es una organización que ofrece una solución al problema del alcoholismo mediante un denominado programa de recuperación. Uno de los postulados primordiales de este es que el alcohólico no puede lograr su recuperación por sí solo, sino que necesita la intervención de un poder superior. En principio, el programa establece que será el alcohólico quien conciba ese poder superior, al que generalmente llama Dios, sin imponerse en ningún momento la visión particular o específica de alguna fe religiosa. Hace hincapié en que la visión teológica y la oferta de salvación que presenta en ningún momento resultan obligatorias ni exclusivas. En otras palabras, el programa no es dogma: “La única proposición teológica es un ‘Poder superior a uno mismo’. E incluso este concepto no se le exige a nadie” (Wilson, 2017, p. 57).
Sin embargo, tras un análisis de la agrupación y de su discurso, es posible ver que, en la práctica, dicho programa tiene un concepto específico de dios. Además, es precisamente ese concepto, independientemente de la afiliación religiosa de sus miembros o de la ausencia de esta, el que prevalece dentro de la agrupación.
Alcohólicos Anónimos ha inspirado la creación de otras agrupaciones enfocadas en el tratamiento del alcoholismo; en el caso de México, el movimiento 24 Horas[6] y el movimiento de Cuarto y Quinto Paso son las más conocidas,[7] amén de muchas otras[8] que a su vez tienen sus propias ramificaciones y están basadas en el programa y en la forma de organización de AA. Dada su popularidad, mucha gente cree que estas agrupaciones son AA; sin embargo, no forman parte de ella y sus prácticas no son reconocidas ni avaladas por esta organización.[9] Por lo tanto, quedan fuera de los alcances de este trabajo. Es importante hacer esta aclaración con el fin de evitar confusiones posteriores.
En la búsqueda de información sobre el problema de la bebida, es posible encontrarse en algún momento con términos como programa de doce pasos, experiencia espiritual, inventario moral, etcétera. Estos y otros son parte integral del programa de recuperación de AA. Su base medular se encuentra condensada en los Doce Pasos, donde han resumido su experiencia y constituyen su guía hacia la recuperación. Esos pasos pueden sintetizarse en cinco principios básicos (AAWS, 2022):
1. La admisión del alcoholismo. Con base en diversos informes médicos, se ha concluido que el alcoholismo es una enfermedad. Por tanto, el alcohólico es un enfermo y lo primero que necesita es aceptar su condición.[10]
2. El análisis de la personalidad y la catarsis. Mediante lo que muchos sistemas religiosos llaman examen de conciencia, será posible encontrar aquello que originó la forma compulsiva y destructiva de beber. Lo anterior permite encontrar las fallas en la personalidad del enfermo y lograr así el autoconocimiento y la autoaceptación.
3. El reajuste de las relaciones interpersonales. Dicho reajuste se vuelve necesario en vista de que, dada la manera descontrolada de beber, estas relaciones se dañaron de forma drástica. Para tal empresa será necesario que el alcohólico descubra los daños que ha causado y los repare en la medida de sus posibilidades.
4. La dependencia de un poder superior. Esta dependencia es necesaria ─incluso imprescindible─ en vista de la incapacidad del alcohólico para dejar de beber por sus propias fuerzas. Este poder superior será concebido por el propio alcohólico.
5. El trabajo con otros. Ayudar a otros alcohólicos de la misma forma en la que él fue ayudado. Con esto consigue canalizar la energía que anteriormente usaba para emborracharse.
Estos cinco principios son, en síntesis, los postulados básicos del programa.
Panorama histórico
Es un hecho que ningún hito histórico ocurre por arte de magia, sino que es el resultado de un proceso previo. AA no es la excepción. Por eso es necesario adentrarse en la historia de la agrupación, con el fin de conocer y comprender los procesos que dieron origen a este programa.
La historia oficial de Alcohólicos Anónimos es una historia mítica, en el sentido otorgado por Mircea Eliade en Mito y realidad (1991): se trata de un relato fundacional, de “una ‘historia verdadera’ […] una historia de inapreciable valor, porque es sagrada, ejemplar y significativa” (p. 4).[11] Su fundación es el resultado de una cadena de acontecimientos que comenzó en Zúrich, Suiza, concretamente en el consultorio del psicoanalista Carl Jung. En 1926[12] Jung recibió a Rowland Hazard III, un empresario textilero estadounidense, quien presentaba un cuadro severo de alcoholismo. Tras una serie de tratamientos fallidos y a manera de último recurso, Jung recomendó a Hazard afiliarse a algún grupo religioso para obtener una experiencia espiritual que lo librara de la obsesión por beber, ya que tenía un interés especial en los temas de religión y espiritualidad, y escribió de forma prolífica al respecto:[13]
[…] en el plano psicológico, me encuentro con experiencias religiosas que tienen una estructura y un simbolismo que se puede interpretar. Para mí, la experiencia religiosa es real, es verdadera: constato que tales experiencias pueden ‘salvar’ el alma, pueden acelerar su integración e instaurar el equilibrio espiritual (Jung, citado en Allen, 1985. Cursivas originales).
Imagen 1. Carl Jung (izquierda) y Rowland Hazard III (derecha) en los años veinte del siglo XX, cuando se conocieron. Fuente: Bob S. (2016).[14]
Hazard regresó a su país y se refugió en una denominación cristiana episcopal, en cuyos principios encontró lo necesario para dejar la bebida tras algún tiempo de militancia.[15] En este grupo conoció a otro alcohólico, Edwin Thatcher ─conocido como Ebby T.─, quien logró dejar de beber[16] y en 1934 compartió su experiencia a su amigo William Griffith Wilson ─mundialmente conocido como Bill W.─, un ingeniero que fue veterano de la Primera Guerra Mundial y, posteriormente, corredor de bolsa de Nueva York.[17] Este último, tras recibir este mensaje y vivir después una experiencia espiritual ─de la cual se hablará más adelante─, se mantuvo sobrio desde ese año hasta su muerte en 1971 y se dedicó a compartir su historia a la menor oportunidad. Su más famoso escucha fue Robert Holbrook Smith ─conocido como el Dr. Bob─, un médico originario de Vermont, quien mantuvo su sobriedad desde 1935 hasta su muerte, en 1950.[18] Ambos llegaron a la conclusión de que compartir sus experiencias los libraría de su obsesión por la bebida y así estarían en condiciones de ayudar a otros alcohólicos.
Imagen 2. Edwin Thatcher –Ebby T.–, enlace entre Rowland Hazard y Bill Wilson. Fuente: Bob S. (2016).
De esta manera, el 10 de junio de 1935 en Akron, Ohio, Estados Unidos, Wilson y Smith ─a partir de entonces Bill y Bob─ dieron origen a la Fundación Alcohólica, nombre que cambiaron por considerarlo vulgar, de poco prestigio.[19] Así, en 1939 la renombraron como Alcohólicos Anónimos a partir de la publicación del libro homónimo.[20] En esta asociación los enfermos participaban en su propia recuperación y lograban, a corto o a largo plazo, dejar de beber.[21] La asociación creció de forma acelerada: primero atendieron a varias decenas y después a varios cientos de alcohólicos. A su sede original en Akron pronto se le sumó otro grupo en la ciudad de Nueva York. En muy poco tiempo tuvieron representaciones en varios estados de su país y, posteriormente, lograron trascender las fronteras (AAWS, 1987; Kurtz, 1991; Salazar, 2017).
Imagen 2. William Griffith Wilson (izquierda) y Robert Holbrook Smith (derecha) ─Bill y Bob─, cofundadores de Alcohólicos Anónimos. Imágenes oficiales presentes en prácticamente todas las publicaciones y actividades de la agrupación. Fuente: AAWS (1987).
El Grupo Oxford
Para entender el origen de los términos y postulados del programa de AA, es necesario conocer el grupo religioso al que se afilió Rowland Hazard cuando regresó de su encuentro con Jung y que, dicho sea de paso, también tuvo entre sus filas a los fundadores de AA: el Grupo Oxford. Este grupo ha tenido varios nombres a lo largo de su historia: se fundó como Comunidad Cristiana del Primer Siglo y en 1938 adoptó su nombre más famoso: Rearme Moral.[22] Aún existe, pero ya no es una organización religiosa, sino una asociación civil de corte humanitario llamada Iniciativas de Cambio.[23]
Fue creado en 1921 por Frank Buchman, por ello también se le llamó buchmanismo. Buchman había sido secretario de la YMCA y pastor luterano, quien, tras diversos conflictos en varias denominaciones religiosas y diversos viajes por el mundo, fundó una comunidad cristiana episcopal con una serie de valores en concordancia con su filosofía: para él, el miedo y el egoísmo son la raíz de todos los problemas y la solución es rendirse a la voluntad de dios.[24]
Imagen 3. Frank Buchman, fundador del Grupo Oxford. Fuente: Datum Friday (15 de octubre de 2021).
El Grupo Oxford era un tanto peculiar y distinto de otras agrupaciones cristianas contemporáneas: mientras que otras denominaciones protestantes y evangélicas de la época se concentraban en problemas sociales, Buchman y sus seguidores se enfocaron más en el pecado individual, al cual le conferían un significado clave en los problemas humanos; para ellos, la solución al problema del pecado estaba en una moralidad renovada y en la búsqueda de una perfección ética y religiosa basada en cuatro principios, conocidos como los cuatro absolutos: absoluta honradez, absoluta pureza, absoluta abnegación, absoluto amor.
El interés de Buchman en la teología era mínimo y sintetizó la filosofía del grupo en unos cuantos valores asimilados por las personas mencionadas en esta cadena de acontecimientos. Estos valores eran:
— Impotencia en la conducción de la propia vida.
— Examen de conciencia.
— Confesión de los pecados.
— Reconocimiento y reparación de daños a terceros.
— La meditación como forma de contacto con dios.
— Trabajar ayudando a otros.
En otras palabras, estos son precisamente los principios en los que, hasta la fecha, está fundado el programa de AA. En los primeros años los cuatro absolutos, junto con el bíblico sermón de la montaña (Nácar-Colunga, 1969, Mateo 5: 21-26), fueron los principios básicos en los que los fundadores ─particularmente Bob Smith─ se apoyaban para trabajar con los borrachos.
Posteriormente, de esos principios se extrajeron y publicaron los Doce Pasos en 1939:
1. Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables. |
7. Humildemente le pedimos que nos liberase de nuestros defectos. |
2. Llegamos a creer que un Poder superior a nosotros mismos podría devolvernos el sano juicio. |
8. Hicimos una lista de todas aquellas personas a quienes habíamos ofendido y estuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos. |
3. Decidimos poner nuestras voluntades y nuestras vidas al cuidado de Dios, como nosotros lo concebimos. |
9. Reparamos directamente a cuantos nos fue posible el daño causado, excepto cuando el hacerlo implicaba perjuicio para ellos o para otros. |
4. Sin miedo hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos. |
10. Continuamos haciendo nuestro inventario personal y cuando nos equivocábamos lo admitíamos inmediatamente. |
5. Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos, y ante otro ser humano, la naturaleza exacta de nuestros defectos. |
11. Buscamos a través de la oración y la meditación mejorar nuestro contacto consciente con Dios, como nosotros lo concebimos, pidiéndole solamente que nos dejase conocer su voluntad para con nosotros y nos diese la fortaleza para cumplirla. |
6. Estuvimos enteramente dispuestos a dejar que Dios nos liberase de todos estos defectos de carácter. |
12. Habiendo obtenido un despertar espiritual como resultado de estos pasos, tratamos de llevar este mensaje a otros alcohólicos y de practicar estos principios en todos nuestros asuntos. |
Cuadro 1. Los Doce Pasos. Fuente: AAWS (2022).
Alcohólicos Anónimos se separó del Grupo Oxford entre 1937 y 1939, debido, entre otras causas, a la cuestión religiosa.[25] Tras esa separación, se constituyó como un programa no religioso, sino espiritual, lo cual, como se verá más adelante, es una cuestión problemática; sin embargo, los principios de este grupo religioso quedaron troquelados en la esencia de su programa y su noción de dios permanece hasta nuestros días. A partir de este punto, esta noción será el hilo conductor.
El dios de los alcohólicos
Las primeras alusiones a un dios en la bibliografía de Alcohólicos Anónimos ─en la literatura, dicen ellos─ se hacen en términos de un Poder superior, lo cual da la primera mención de lo que entre los estudios del fenómeno religioso se conoce como lo sagrado; es decir,
un poder terrible, grandioso y sublime, independiente de las ideas, nociones y alegorías intelectuales. Es aquello distinto de lo meramente humano, aquello que es cósmico y ante lo cual el ser humano reconoce su propia nulidad o, por lo menos, su inferioridad. Este poder grandioso ha tomado muchos nombres y acepciones a lo largo de la historia […]: Todos son en mayor o en menor medida poderosos, pero no necesariamente son omnipresentes ni creadores; tampoco son ni tienen que ser amables o moralmente superiores; ni siquiera necesitan cerebro o conciencia (Torres, 2022, p. 28).
En el programa es posible advertir que, independientemente de las tendencias religiosas de cada miembro o de la ausencia de ellas, la agrupación por sí misma encierra su propia cosmovisión, su propia visión teológica, su propia oferta de salvación, su propio santoral e, incluso, su propio dios: el llamado dios de los alcohólicos.[26]
Las primeras referencias a este dios están presentes en el libro Alcohólicos Anónimos, conocido también como el texto básico o el libro grande (AAWS, 2022),[27] el primero publicado y quizá el más importante de toda su bibliografía. Este volumen dedica todo un capítulo, titulado “Nosotros los agnósticos”, al tema de un dios; dice que, para recuperarse del alcoholismo, quien lo padece se ve en una disyuntiva: o adopta un poder superior a sí mismo que lo ayude en su recuperación o muere víctima de la enfermedad. El apartado habla de que no es necesario ceñirse al concepto que tengan otros, sino que al hablar de dios “nos referimos a tu concepto de Dios” (AAWS, 2022, p. 52), para lo cual invitan al enfermo a formar un concepto propio aplicando involuntariamente aquella máxima atribuida a Voltaire: “Si Dios no existe, sería necesario inventarlo”. Sin embargo, puede verse que se le atribuyen ciertas características independientes de la concepción de cada uno, como la de “inteligencia creadora” o “espíritu del Universo”.[28] Con este libro se busca que el programa sea un mensaje evangelizador en el sentido original del término; es decir, pretende ser el transmisor de una buena nueva “al alcohólico que aún está sufriendo” (AAWS, 2017, p. 135).
Imagen 5. Libro Alcohólicos Anónimos, publicado originalmente en 1939 con el título Alcoholics Anonymous: The Story of How Many Thousands of Men and Women have Recovered from Alcoholism. La traducción al español más antigua data de 1946. Fuente: archivo del autor.
La idea de este dios se encuentra en los ya mencionados doce pasos, concretamente en los pasos Dos, Tres, Cinco, Seis, Siete y Once (AAWS, 2022):
2. Llegamos a creer que un Poder superior a nosotros mismos podría devolvernos el sano juicio.
3. Decidimos poner nuestras voluntades y nuestras vidas al cuidado de Dios, como nosotros lo concebimos.
5. Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos, y ante otro ser humano, la naturaleza exacta de nuestros defectos.
6. Estuvimos enteramente dispuestos a dejar que Dios nos liberase de todos estos defectos de carácter.
7. Humildemente le pedimos que nos liberase de nuestros defectos.
11. Buscamos a través de la oración y la meditación mejorar nuestro contacto consciente con Dios, como nosotros lo concebimos, pidiéndole solamente que nos dejase conocer su voluntad para con nosotros y nos diese la fortaleza para cumplirla.
El texto del Paso Dos explica que, para quienes se inician en la agrupación y tengan alguna dificultad con aceptar este dios, es posible al principio aceptar a Alcohólicos Anónimos como poder superior, lo cual no significa la apoteosis de la organización, sino que solo se presenta como primera base de apoyo dadas las condiciones en las que el alcohólico suele llegar (AAWS, 2017).
A principios del siglo XX Otto sintetizó la idea teísta de un dios; si se es un tanto observador, es posible apreciarla en AA. Es posible hacer eco de las palabras de Otto y decir que el dios de los alcohólicos es “espíritu, razón, voluntad, voluntad inteligente, buena voluntad, omnipotencia, unidad de sustancia, sabiduría y otros semejantes” (Otto, 2001, p. 9).
En esta descripción se encuentra implícita y explícitamente la oposición Dios-hombre, en el sentido tradicional de lo que Eliade ha referido como lo sagrado en oposición a lo profano (Torres, 2022); también se encuentran ciertos visos de la psicología de la compensación, la cual –en pocas palabras– señala que el ser humano tiende a transferir sus debilidades y limitaciones buscando excelencia en alguna otra área de su vida: “el dios del hombre pobre es rico, el dios del hombre limitado es omnipotente. El dios del hombre rechazado es un océano de amor. El dios del hombre caduco permanece inalterable por toda la eternidad” (Rodríguez, 1975, p. 49).
Para este momento ya es Dios, con mayúscula.[29] Ya no es solo un poder superior abstracto ni es como cada quien lo conciba; es un ente antropomorfo, dueño de una voluntad y con deseos específicos;[30] esa voluntad se cumplirá si el alcohólico la acepta, por lo que la falta de recuperación se deberá al hecho de no ampararse bajo la voluntad de este dios.[31] Y no solo eso, dios también es un ente masculino ─siempre es Él─ al que, mediante la fe que obra a través de la buena voluntad, el alcohólico le permite la entrada, en concordancia con el postulado bíblico “la fe sin obras es letra muerta” (Nácar-Colunga, 1969, Santiago 2: 26) y abandonando la doctrina luterana de la sola fide o justificación por la fe, ya de por sí abandonada por Buchman. Y además de un ente pensante, también es creador, omnisciente y guía.
Según el programa, dios también es omnipotente –o por lo menos poderoso–, entre cuyas capacidades están la de odiar[32] y la de perdonar; sin dejar de mencionar, según el concepto bíblico, que el hombre está hecho “a imagen y semejanza de Dios”, lo que representa un vistazo pequeño al dios del Antiguo Testamento, Jehová-Yahvé. Puede advertirse que las cualidades de dios “corresponden a los elementos personales y racionales que el hombre posee en sí mismo, aunque en una forma más limitada y restringida” (Otto, 2001, p. 9).
Entre los muchos chistes contados por los miembros de AA se encuentra este: “¿Cuál es la línea directa para comunicarse con Dios? Es el 3-7-11”. Este chiste alude a los pasos Tres, Siete y Once, que establecen las formas de interacción entre el alcohólico y su dios.
El Paso Tres habla del abandono a su cuidado y hace la primera advertencia:
la eficacia de todo el programa de AA, dependerá de lo seria y diligentemente que hayamos intentado llegar a una decisión de poner nuestras voluntades y nuestras vidas al cuidado de Dios, como nosotros lo concebimos […] el depender de un grupo de AA o de un Poder Superior no ha producido ningún resultado funesto para nadie. (AAWS, 2017, p. 35. Cursivas originales)
El Paso Siete muestra la importancia de la humildad y del verdadero amor a Dios; es decir, la disposición para aceptar la acción de ese dios poderoso en un radio más amplio que el de la obsesión por la bebida, es decir, en el de la personalidad.
El Paso Once manifiesta la importancia de la meditación como el camino por el cual, junto con la oración, será posible establecer ese contacto. Pese a que vuelve a mencionar al dios como nosotros lo concebimos y a que ya se había dicho que era posible tomar AA como poder superior en sí mismo, este llega a ser insuficiente y se vuelve necesario, a veces imperioso, adoptar este nuevo dios con el paquete de bendiciones que con él llegan: su fuerza y gracia. Se encuentra además un elemento escatológico: el reino de dios, considerado como una realidad perfecta que brinda seguridad y consuelo.[33]
La experiencia espiritual
La forma por excelencia en la que este dios se manifiesta al alcohólico es la llamada experiencia espiritual. Tal manifestación es la que, una vez aceptada por el alcohólico, propiciará el cambio necesario en su personalidad que le permitirá recuperarse. La experiencia espiritual es, en estricto sentido, una auténtica hierofanía, es decir, una manifestación de lo sagrado. Y habrá tantas formas de manifestación como alcohólicos, en concordancia con lo que William James (1994) llamaba variedad educacional de las experiencias religiosas: algunas serán súbitas, una manifestación del misterium tremendum, y como tal horrible, grandiosa y sublime (Otto, 2001); otras pueden tomar una cantidad considerable de tiempo y, para muchos de ellos, pasan incluso inadvertidas.
Como ejemplos están las propias experiencias de los fundadores. Bill Wilson narra que, en su hierofanía, ocurrida durante una enésima hospitalización por borrachera y mientras convalecía en su cama,
mi cuarto resplandeció con una indescriptible luz blanca. Se apoderó de mí un éxtasis más allá de toda descripción. Toda la alegría que había conocido era tenue en comparación con esto. La luz, el éxtasis… durante un tiempo no estuve consciente de nada más […] estaba ahí una montaña y yo estaba al pie en su cumbre […] me embargó una gran paz […] ‘Esto’, pensé, ‘debe ser la gran realidad, el Dios de los predicadores’. (AAWS, 1992, p. 118)[34]
La experiencia de Bob Smith fue todo lo contrario. Para él, la manifestación fue de obra:
la espiritualidad no podía ser absorbida por alguien que emulara a una esponja pero que uno podía encontrarla al sanar y ayudar gratuitamente a aquéllos que estaban afligidos y en la esclavitud […] la experiencia del Dr. Bob fue diferente a la de Bill: Él nunca tuvo un relámpago de luz […] nunca hizo mención de esa clase de despertar, más bien fue un crecimiento espiritual en AA. (AAWS, 1987, p. 322)
El siguiente apartado puede dar la impresión de tener un carácter de denuncia. No hay tal intención: busca mostrar una contraposición histórica entre los postulados oficiales del programa de Alcohólicos Anónimos y los testimonios de no creyentes, con el fin de ilustrar el arraigo que tiene la idea de un dios en la agrupación. Cualquier polémica al respecto corresponde solo a los miembros de la misma.
Ateos y agnósticos ante el programa de AA
En la letra, AA no busca constituirse como grupo religioso per se. Bill Wilson afirma una y otra vez en sus escritos que “no es una organización religiosa; no tiene ningún dogma” (Wilson, 2017, p. 57).[35]
Sin embargo, la idea de un poder superior entendido como dios no pasa inadvertida para ateos y agnósticos. Muchos de ellos se han encontrado con una barrera a veces infranqueable al momento de buscar la recuperación en AA. En el mejor de los casos, pueden abandonar su falta de creencia, en vista de que el ambiente de la agrupación fomenta y facilita esa conversión (Tonigan et al., 2017); en otros se convierte en una batalla constante: Ernest Kurtz, historiador que dedicó sus trabajos de grado al tema de Alcohólicos Anónimos y miembro de la agrupación él mismo, denuncia una “política no oficial pero coercitiva de ‘no decir’ en los grupos de AA. Si eres ateo, agnóstico, humanista o secular guárdate para ti tu falta de creencia en una deidad” (Roger C., 2014. Traducción propia).
Esta batalla incluye la negativa de las Oficinas de Servicios Generales de AA a publicar bibliografía para ateos y agnósticos, y boicots contra grupos que se niegan a incorporar la noción de poder superior en su autonomía (AAWS, 2017, p. 165), es decir, entre sus normas particulares. El sitio AA Agnostica documenta que entre 1975 y 2001 se presentaron varias iniciativas para la creación de bibliografía alusiva, entre las que se cuentan propuestas de folletería para la membresía no creyente, publicaciones que hicieran énfasis en que AA no es una religión y compilaciones de testimonios de miembros no creyentes. Todas las propuestas fueron rechazadas e ignoradas (AA Agnostica, s/f).
Apenas en 2018 se publicó un libro oficial sobre el tema, llamado La palabra “Dios”. Los miembros de A. A. agnósticos y ateos (AAWS, 2018).[36] Por su parte, en los años setenta en México se dio un caso de un grupo que abiertamente rechazó incorporar a dios en sus juntas y enfrentó boicots y amenazas hasta que desapareció (Padilla y Zamorano, 2007).
Imagen 6. Algunos testimonios de ateos y agnósticos sobre sus conflictos vividos en AA ante la cuestión de dios. Fuente: Torres (26 de mayo de 2022, con base en Roger C., 2014 y 2015).
Los fundadores de la agrupación, con ciertas diferencias entre ellos,[37] son claros en su postura de que el programa será efectivo para quienes lo practiquen. Una y otra vez aseguran que, aunque el programa es sugerido, “si rechazan el contenido espiritual de los Doce Pasos, raramente pueden mantenerse abstemios […] sin lo espiritual no podemos lograr nuestro objetivo” (Wilson, 2017, p. 40).
La historia oficial de AA es prolífica en historias de conversión, de cómo muchos que se han dicho ateos o agnósticos[38] llegan a creer cuando su deseo y desesperación por librarse del alcohol llega a ciertos niveles;[39] por ejemplo, en el texto del Paso Dos se menciona brevemente la conversión del vicepresidente de la asociación atea American Atheist Society (AAWS, 2017, p. 28).[40] Además, está llena de tópicos[41]: “no hay ateos en las trincheras”, “no hay ateos entre la espada y la pared” o “¿Quién eres para decir que no hay Dios?” (Torres, 26 de mayo de 2022).
Religioso/Espiritual
Muchas de las investigaciones académicas sobre la organización y el programa van en el sentido de que las creencias religiosas o la falta de ellas no son impedimento para seguir el programa, ya que este, según sus propios fundadores, “no es religioso, sino espiritual”.[42]
Esto trae un problema. En términos históricos, la idea de que se puede ser espiritual sin ser religioso es de ayer y data prácticamente del siglo XXI, cuando se ha abordado ampliamente el tema de una espiritualidad desprovista de elementos sobrenaturales. En años recientes, cuando se habla de espiritualidad o de espíritu no se trata como un algo externo, universal o trascendente, sino de algo exclusivamente humano que reside en el interior, vivido y definido individualmente pese a la escasez de palabras para abarcarlo (Hornbacher, 2011). Se concibe la espiritualidad como la vida en el espíritu, definido como una cosa pensante que sin problemas puede ser el cerebro o la potencia de pensar, la cual tiene con el cerebro una relación simbiótica: el espíritu no vive sin el cerebro y el cerebro sin espíritu es un simple órgano (Comte-Sponville, 2006).[43]
La novedad o distinción de esta noción radica en que la espiritualidad no implica la pertenencia a una religión, ni siquiera hace falta creer en un dios. Los estudios clásicos del fenómeno religioso (Mircea Eliade, Georges Dumezil, Max Müller, James Frazer, passim) no consideran religión y espiritualidad como sinónimos, pero sí los catalogan como intrínsecos e inseparables. Para ellos, la noción de espiritualidad reviste un componente metafísico que no puede disociarse del pensamiento religioso; incluso esto hace que puedan considerarse religiones agrupaciones que no tienen una noción concreta de un dios, como el confucianismo o algunas ramas del budismo, y que en los estudios clásicos entran en la categoría de religión filosofía. Lo que sí puede y suele disociarse desde épocas tempranas es el uso del vocablo religión para referirse solo a grupos institucionalizados. Es decir, se puede ser religioso sin estar adscrito a una agrupación.
Cuando se considera la línea del pensamiento religioso de AA ─desde las ideas de Jung hasta la conducta de la agrupación en nuestros días─, resulta poco verosímil que la intención primaria del programa sea solo espiritual. La expresión “programa espiritual, no religioso” se ha referido explícitamente a la no adscripción a alguna asociación religiosa: “no estar afiliado a ninguna secta o religión”, en especial si se recuerda el trasfondo de la separación de AA del Grupo Oxford (AAWS, 1987).
Conclusión
El dios de los alcohólicos o el dios del que se habla en Alcohólicos Anónimos es un dios específico, no solo un poder superior, y tampoco “como cada quien lo conciba”. Y muchos alcohólicos, con independencia de su profesión religiosa, se ciñen a él. La idea era exponer la visión que esta agrupación tiene de lo sagrado, con el fin de expresar y comprender su base espiritual.
En este trabajo queda fuera la discusión sobre si AA es o no una agrupación religiosa. El debate existe prácticamente desde su fundación y difícilmente finalizará, ya que existen argumentos a favor de una u otra postura. Tomar partido haría que se pierda el objetivo del artículo y, por ejemplo, se busquen conceptos de religión ad hoc,[44] con lo que al final la contribución sería mínima, quizá nula. En todo caso, entra en el debate de si el programa de recuperación es un programa religioso, en cuyo caso la respuesta podría ser sí. El programa de recuperación surgió en un marco histórico específico: “la cultura cristiana predominante de Estados Unidos, tal como existía en los años treinta y cuarenta” (Roger C., 2015. Traducción propia). Es poco plausible que, en ese marco, el “programa espiritual, no religioso” no considere ser, efectivamente, una guía religiosa.
La perspectiva histórica permite tratar mejor estos postulados, pues los conceptos cambian con el paso del tiempo y hablar de ideas del siglo XX con una perspectiva del siglo XXI puede ser problemático y puede incurrirse en el pecado ─nunca mejor dicho─ del anacronismo.
Referencias
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[1] Universidad
Nacional Autónoma de México, México. ORCID: 0000-0002-4998-6881.
Correo electrónico: fabian.torresm.78@gmail.com
Fecha de recepción: 02-09-2023 | Fecha de aceptación: 21-03-2024
[2] Unos ejemplos de este tipo de estudios son la tesis de Salazar (2019), quien aborda el tema desde el punto de vista histórico; las tesis de Gutiérrez (2008 y 2014); la ponencia de Guzmán (2009); y la investigación de Osorio (2017), las cuales se centran en los aspectos religiosos de la agrupación.
[3] Sirva una anécdota para explicar el énfasis en el carácter documental de esta investigación: en 2010 una primerísima versión de este trabajo se presentó en un encuentro académico. Se explicó que los conceptos mencionados provenían de las fuentes documentales de Alcohólicos Anónimos y de su bibliografía. Sin embargo, esta explicación no impidió la pregunta: “¿Cuántos grupos visitó y cuántas entrevistas hizo usted en su investigación?”, lo cual equivale a preguntar cuántas visitas a parroquias y capillas hubo en una investigación sobre cristianismo que solo presentó encíclicas, documentos conciliares o bulas.
[4] El término fue acuñado por Max Müller en 1867 y, como no tiene una traducción exacta, puede entenderse como ciencia de las religiones, historia comparada, estudio general y fenomenología, entre otras (Allen, 1985; Kitagawa, 1986).
[5] El manual elaborado por la American Psychological Association, mejor conocido como manual APA, es notablemente deficiente –particularmente en textos de corte histórico–, ya que, entre otros problemas, invisibiliza el género de los autores, es inadecuado para la presentación de ciertas fuentes y dificulta la lectura (Rojas, 2013) –sin mencionar sus problemas estéticos frecuentemente ignorados–, al grado de que muchas publicaciones deciden hacer ajustes a este manual para una mejor presentación de referencias. En todo momento se buscó mantener la fluidez del texto sin infringir este lineamiento. [Las normas editoriales de Balajú estipulan unas modificaciones al sistema APA; véanse las indicaciones en la página de la revista. N. de la E.]
[6] El movimiento 24 Horas surgió en la ciudad de México en 1975 y es una derivación de Alcohólicos Anónimos. Su forma de trabajo consiste en sesiones intensivas en cualquier día, a cualquier hora, y con periodos de internamiento. Se les conoce comúnmente como los anexos (Virgilio, 1981).
[7] El movimiento de Cuarto y Quinto Paso se originó a mediados de los años noventa del siglo XX en la ciudad de México. Consiste en un énfasis especial en el inventario moral del que habla el programa de AA por medio de retiros de varios días, conocidos por el nombre de experiencia espiritual o ir a escribir, en los que se llevan a cabo prácticas de explícita inspiración cristiana (Gutiérrez, 2009; Guzmán, 2009).
[8] Como los grupos llamados Fuera de Serie (Padilla y Zamorano, s/f) y grupos derivados que tratan otras afecciones: neuróticos, fumadores, comedores compulsivos, adictos a las relaciones destructivas… la lista es larga. Estos grupos, aunque consideran fundamental el programa de AA, no lo siguen a pie juntillas y tienen guías y procedimientos propios.
[9] Los derechos morales y patrimoniales del nombre Alcohólicos Anónimos y de los productos relacionados ─logotipo, publicaciones, organigrama, etcétera─ son propiedad de Alcoholics Anonymous World Services (AAWS) Inc., con sede en Nueva York. En México, esos derechos están en posesión de la Central Mexicana de Servicios Generales de Alcohólicos Anónimos, con sede en la capital del país.
[10] William Silkworth, médico estadounidense, fue uno de los primeros en asegurar que el alcoholismo era un problema de salud y no de moral, y fue un gran aliado de AA. Es el autor del apartado “La opinión del médico” en el libro Alcohólicos Anónimos (AAWS, 2022; AA Agnostica, s/f). En 1950 la Organización Mundial de la Salud (OMS) creó el Subcomité de Alcoholismo como forma de desarrollar un concepto nuevo para este padecimiento (Salazar, 2017) y en 1963 catalogó el alcoholismo como una enfermedad con el nombre clínico de síndrome de dependencia de alcohol (Ochoa et al., 2009).
[11] La aclaración no es ociosa: si bien desde ─y por culpa de─ Jenófanes (siglos VI y V a. e. c.), la distinción entre mythos y logos ha hecho que mito sea considerado como sinónimo de falsedad y mentira en la cultura general, todo especialista en religiones, sin importar su campo, estaba consciente de que el término tenía un significado distinto; sin embargo, en años recientes se ha notado que muchos investigadores ya usan el término de forma despectiva y hablan de cuestiones como la desmitificación.
[12] Según la historia oficial de AA, la cual toma como base de este relato el intercambio epistolar entre Bill Wilson y Carl Jung en los años sesenta del siglo XX, este primer acercamiento se dio a principios de 1930 y los encuentros entre Jung y Hazard duraron aproximadamente un año (anónimo, s/f; AAWS, 2022); Ernest Kurtz (1991), uno de los más reconocidos historiadores de Alcohólicos Anónimos, recoge esta versión. Sin embargo, investigaciones más recientes hechas de forma independiente muestran que solo hubo un encuentro, ocurrido en 1926, y la estancia fue de solo unos meses (Finch, 2004a y 2004b; Blum, citada en Ospina, 2017).
[13] Una de sus obras más conocidas es Respuesta a Job, de 1952: un título que habla de dicho libro bíblico y sus implicaciones.
[14] La importancia de incluir fotografías de los principales involucrados en esta cadena de acontecimientos radica en recordar que la historia, por definición, se basa en la acción humana. Ver sus representaciones ayuda al público lector ─especializado o no─ a humanizar más allá de los nombres y las acciones.
[15] La familia Hazard, la cual aún existe (https://hazardfamily.weebly.com/), hizo público su archivo familiar en 2004. La correspondencia de la época indica que al parecer Rowland siguió bebiendo intermitentemente y murió sin haber logrado la sobriedad definitiva (Finch, 2004a y 2004b, y Blum, citada en Ospina, 2017).
[16] Al igual que Rowland, Ebby T. también tuvo varias recaídas, pero él sí logró recuperarse (Wilson, 2017).
[17] Una constante en las reuniones de AA y en artículos y libros sobre el tema es la aparente imposibilidad de hablar de la historia de la agrupación sin hacer una extensa biografía de su cofundador. Para quien desee ahondar en ella, se recomiendan los títulos Transmítelo… (AAWS, 1992), el texto básico (AAWS, 2022) y la obra de Kurtz (1991).
[18] El encuentro entre Bill y Bob también es parte fundamental en la tradición de AA (AAWS, 1987). De Bob también se conoce su vida; sin embargo, no se enfatiza tanto en su biografía y, aunque su imagen es omnipresente, en la práctica se le deja en segundo plano con respecto a Bill, a quien se le da una mayor importancia.
[19] Entre ellos se llamaban de diversas formas: “grupo de alcohólicos sin nombre”, “manada de exborrachos” y otros.
[20] Siempre había querido usar homónimo en un escrito.
[21] Aunque Rowland Hazard mantenía una buena relación con la agrupación, nunca formó parte de ella. Ebby T. fue uno de sus miembros más prominentes.
[22] Adoptó ese nombre a raíz de una exigencia de la Universidad de Oxford a su fundador, quien fue acusado de ser simpatizante del nazismo (Spoerri, 2016).
[24] Los autores de los textos, como la generalidad de los creyentes religiosos, “utilizan las mayúsculas reverenciales por su certeza de que su dios es el verdadero […] se suele afirmar […] que ‘Dios’, con mayúsculas, es el nombre de su dios y, por tanto, debemos escribirlo con mayúsculas” (Schwarz, 2015). A lo largo de este artículo solo se escribirá “Dios” ─con mayúscula─ en las citas textuales de los materiales consultados.
[25] Los miembros de AA sentían que el Grupo Oxford era bastante riguroso (Kurtz, 1991) y les daba la impresión de que Buchman no los tenía en gran estima (AAWS, 1987, p. 58), desde 1934, Ebby T. decía que eran gente buena pero agresiva (Wilson, 2017, p. 16); en 1940, Bob hablaba de esa separación en estos términos: “Definitivamente hemos escapado de las cadenas del Grupo Oxford”, lo cual es bastante significativo si se tiene en cuenta que Bob era profundamente religioso y conservador (AAWS, 1987, p. 231).
[26] El término dios de los alcohólicos no aparece consignado por escrito y su origen es desconocido, pero es usado de forma muy común entre los miembros de AA y entre aquellos familiarizados con la jerga de la agrupación.
[27] En México la edición más famosa es la publicada en 1986, la cual era una traducción de la tercera edición original y cuyo formato hizo que también se le conociera como el libro azul. Esta edición fue la más utilizada hasta 2008, cuando se publicó una nueva traducción de esa misma tercera edición original.
[28] Wally P. (2006, citado en Kass, 2015) dice que “somos libres de ponerle a ese Poder el nombre que queramos, en tanto sea un ‘Poder superior a nosotros mismos’. Los autores del ‘Libro Grande’ usan muchos nombres para ese Poder, incluyendo ‘Inteligencia creadora’, ‘Mente universal’, ‘Espíritu del universo’, ‘Creador’ y ‘Gran Realidad’, entre otros” (p. 75); sin embargo, de la lectura directa del libro se desprende que no son solo nombres, sino atribuciones reales que los autores le dan a ese dios.
[29] Lo que también es una muestra de lo específico que es el poder superior del programa.
[30] O la falta de ellos: “no existe la menor evidencia […] de que nuestro creador espere que eliminemos totalmente nuestros instintos naturales […] no hay ningún testimonio de que Dios haya quitado a cualquiera ser humano de todos sus instintos naturales” (AAWS, 2017, p. 62).
[31] “Los únicos que no se recuperan son los individuos que no pueden o no quieren entregarse de lleno a este sencillo programa; generalmente son hombres y mujeres incapaces por su propia naturaleza de ser sinceros con ellos mismos” (AAWS, 2022, p. 63. Cursivas originales).
[32] En el Paso Seis se lee: “tanto la naturaleza como Dios aborrecen el suicidio” (AAWS, 2017, p. 62).
[33] “Todos tenemos necesidad de la luz de la realidad de Dios, del alimento de su fortaleza y del ambiente de su gracia. Las realidades de la vida de AA confirman esta verdad eterna de una manera asombrosa (AAWS, 2017, p. 92. Cursivas propias).
[34] Esta historia también es parte de la tradición, narrada una y otra vez en juntas, textos y actos oficiales (Kurtz, 1991 y AAWS, 2022). También se ha satirizado; muchos miembros toman este relato con cierto humor: “sería cosa de la cruda encabronada o que la virgencita de Guadalupe se le apareció como a Juan Diego, pero el cuento que hay en Alcohólicos Anónimos, es que a este gringo descolorido se le iluminó el cuarto sin haber encendido la luz, sintiendo que la mente se le aclaró hoy que una ráfaga de un espíritu y le atravesó todo el cuerpo” (Padilla y Zamorano, 2007, p. 286). El propio Bill Wilson ya hacía acuse de recibo de estas satirizaciones (2017, p. 21).
[35] La inmensa mayoría de la bibliografía aprobada de AA fue escrita por Bill Wilson. Varios de los textos citados en este trabajo como “AAWS” (Alcoholics Anonymous World Services) son de hecho obra del mismo autor. De Bob Smith solo se conoce “La pesadilla del Dr. Bob” en el libro Alcohólicos Anónimos (AAWS, 2022) y su charla de despedida poco antes de su muerte, en 1950.
[36] Publicado solo en Estados Unidos.
[37] Bill Wilson insistió sin ser beligerante: “Si el hombre fuese agnóstico o ateo, dile enfáticamente que no tiene que estar de acuerdo con el concepto que tú tienes de Dios” (AAWS, 2022, p. 94); Bob Smith fue tajante: “Si crees que eres un ateo, un agnóstico, un escéptico, o tienes cualquiera otra forma de orgullo intelectual que te impida aceptar lo que hay en este libro, lo siento por ti” (AAWS, 2022, p. 174).
[38] En la bibliografía oficial salta a la vista que se habla de ateos y agnósticos o solamente de agnósticos; pocas veces se menciona a los ateos en solitario.
[39] En el Paso Cinco se lee: “Muchos AA, que una vez fueron agnósticos o ateos, nos dicen que en esta etapa del quinto paso sintieron por primera vez la presencia de Dios” (AAWS, 2017, p. 58).
[40] Probablemente se refiere a la American Association of the Advancement of Atheism, creada en 1925, activa durante los años treinta y envuelta en la polémica durante toda su existencia. Hay razones para sospechar que esta conversión no ocurrió. Es un hecho que las agrupaciones de ateos existen en el mundo por lo menos desde el siglo XIX; para cuando se fundó AA, las agrupaciones de esta clase llevaban más de 50 años de existencia (Torres, 2022). Por otro lado, no es descabellado que un ateo se convierta, la dinámica de las conversiones funciona así: creyentes que dejan de creer y no creyentes que abrazan una fe. La razón para dudar de este hecho es que, aunque Alcohólicos Anónimos valora y enaltece el anonimato, irónicamente ha mantenido un registro detallado de los nombres de los individuos que, de una u otra forma, se han cruzado con la agrupación, particularmente en sus primeros años: quiénes sirvieron de enlace entre Jung y los fundadores, quién hizo posible la comunicación entre Bill y Bob, quién fue el alcohólico número tres ─es decir, el tercer miembro oficial además de los fundadores─ o con quiénes habló Bob al separarse del Grupo Oxford. Sin embargo, el nombre de este ateo no se encuentra por ninguna parte. Un no creyente converso en los inicios de AA habría sido un gran espaldarazo, por lo que resulta extraño que permanezca en el anonimato. Es posible que los fundadores recogieran este relato de segunda mano y lo dieran por válido de buena fe.
[41] En su acepción en español de lugar común o cliché, no la castellanización ─muy común en el medio académico─ del inglés topic, que significa tema.
[42] “La variabilidad de las tendencias derivadas del programa de recuperación ofrecen alternativas tanto a las personas religiosas como a las declaradas como agnósticas o ateas, por lo que no es necesaria la creencia en un Dios para ser parte de AA” (Osorio, 2017, p. 210); “los ateos, una vez involucrados, no tienen ninguna desventaja aparente para obtener beneficios relacionados con AA” (Tonigan et al., 2007, p. 1. Traducción propia).
[43] Las obras de André Comte-Sponville (2006) y de Marya Hornbacher (2011) son una buena forma de entrarle al tema, ya que lo abordaron con miras al público en general, sin un acopio voluminoso ─y a menudo inútil─ de citas eruditas.
[44] Algunos tan confusos como el de Geertz: “un sistema de símbolos que obra para establecer vigorosos penetrantes y duraderos estados anímicos y motivaciones en los hombres formulando concepciones de un orden general de existencia y revistiendo estas concepciones con una aureola de efectividad tal que los estados anímicos y motivaciones parezcan de un realismo único” (2005, p. 89, citado en Gutiérrez, 2014, p. 28).